Me acuerdo que los primeros avisos decía:"yo también fui un alfeñique de 45 kilos" y me ofendí bastante porque ese era mi peso. Se lo mostré a mi viejo y éste me tranquilizó diciendo: tranquilo que tenés 14 años nada más.
Logró calmarme y a los 17 era un alfeñique de 63 kilos... con 1,78 ms de altura. ¡Un tísico parecía!
Ja! la rebelion de Charles Atlas! a los 12 tambien queria mandar el cupon, no me dejaron y me fui a practicar karate, donde comprobe que efectivamente era un alfeñique!
Don Enmasc,me ha evocado viejas penurias de mi adolescencia!
Creo haber sido má flaco y alto que usté. Recuerdo que antes del los `60 un amigo compró un libro>folleto(?) del Charles Atlas,si chiamava qualcosa come : "tensión dinámica" QLP! la soluzione!!! Tal cual el amigo Massa postea la pub en questión,tardé unos 7 días en constatar que ése método era para "el imperio yanqui only" ! Aunque soy un liberal desde potrillo,cada vez que veo alguna pintada de: YANQUI GOU JOME", en lo profundo de mi mente, me pregunto si el que inició ésa despectiva frase,fué aquel tísico que era yo ! Méno mal que el miércoles tengo terapia!
Creo que también había un aviso, que solía estar cerca del de Cahrles, de una Escuela Gaeta que era de dibujo y que, si hacías el curso, dibujarías como Leonardo.
Perogruyo, la famosa tensión dinámica requería usar un aparato que tenía como cinco elásticos para estirar hasta el máximo de amplitud de los brazos.
¡Ni poniéndomelo en los pies y tirando con las dos manos podía estirarlo!
En cambio, lo vió mi padre y lo estiró sin ningún esfuerzo aparente, lo que le provocó una sonrisa de satisfacción que no me olvido. Se puso al lado mío y me enseñó a hacerlo, tenía su truquito estirar esa cosa, había que apoyárselo en el pecho para hacer más palanca.
Creo que no le habría perdonado nunca a mi viejo si se hubiera limitado a estirar el chirimbolo ése y lo hubiera dejado. Al ayudarme a estirarlo, me demostró una vez más cuánto me quería.
Me acuerdo que los primeros avisos decía:"yo también fui un alfeñique de 45 kilos" y me ofendí bastante porque ese era mi peso. Se lo mostré a mi viejo y éste me tranquilizó diciendo: tranquilo que tenés 14 años nada más.
ReplyDeleteLogró calmarme y a los 17 era un alfeñique de 63 kilos... con 1,78 ms de altura. ¡Un tísico parecía!
Ja! la rebelion de Charles Atlas! a los 12 tambien queria mandar el cupon, no me dejaron y me fui a practicar karate, donde comprobe que efectivamente era un alfeñique!
ReplyDeleteQue buen recuerdo! Editorial Novaro: un clásico de la Generación X (que corresponde al comentador promedio de EOC, según dicen por ahí.)
ReplyDeleteAlfeñique u hombre de verdad? Que hay en la portada: Periquita, Archie y sus amigos o EL Llanero Solitario?
Si fueras mujer, con esa altura, te dirían que te sobran diez kilos, o más.
ReplyDeleteMe acuerdo del "alfeñique"!!
ReplyDeleteLa Rebelión de Charles Atlas :)
"¡Un tísico parecía!"
ReplyDeleteDon Enmasc,me ha evocado viejas penurias de mi adolescencia!
Creo haber sido má flaco y alto que
usté.
Recuerdo que antes del los `60 un
amigo compró un libro>folleto(?)
del Charles Atlas,si chiamava qualcosa come :
"tensión dinámica"
QLP! la soluzione!!!
Tal cual el amigo Massa postea la pub en questión,tardé unos 7 días
en constatar que ése método era para "el imperio yanqui only" !
Aunque soy un liberal desde potrillo,cada vez que veo alguna pintada de: YANQUI GOU JOME",
en lo profundo de mi mente,
me pregunto si el que inició ésa despectiva frase,fué aquel tísico que era yo !
Méno mal que el miércoles tengo terapia!
venia en la contratapa de Archie!!!!
ReplyDeleteque recuerdos... jajaja...
Creo que también había un aviso, que solía estar cerca del de Cahrles, de una Escuela Gaeta que era de dibujo y que, si hacías el curso, dibujarías como Leonardo.
ReplyDeletePerogruyo, la famosa tensión dinámica requería usar un aparato que tenía como cinco elásticos para estirar hasta el máximo de amplitud de los brazos.
¡Ni poniéndomelo en los pies y tirando con las dos manos podía estirarlo!
En cambio, lo vió mi padre y lo estiró sin ningún esfuerzo aparente, lo que le provocó una sonrisa de satisfacción que no me olvido. Se puso al lado mío y me enseñó a hacerlo, tenía su truquito estirar esa cosa, había que apoyárselo en el pecho para hacer más palanca.
Creo que no le habría perdonado nunca a mi viejo si se hubiera limitado a estirar el chirimbolo ése y lo hubiera dejado.
Al ayudarme a estirarlo, me demostró una vez más cuánto me quería.