Parece que no soy el único que no entiende. Lo anoto a mi lista de lectura:
Muchos se preguntan: ¿cómo puede un país tan generosamente dotado por la naturaleza, con una población educada con ascendencia predominantemente europea (cada vez menos) haber caído -desde hace ya una década- en el más descarado de los populismos y no sólo seguir inmerso en ese lamentable pantano político, sino haber alegremente ratificado su conformidad con esta situación con el 54% de los votos en la última elección presidencial?
Para quienes no nos conocen bien, las respuestas son difíciles. Para quienes nos conocen, también.
Se habla mucho del 54% pero no se tiene en cuenta que fue el 54% DE LOS QUE VOTARON. Pero sólo votó el 73% de los empadronados. El porqué de ese abstencionismo hay que buscarlo en la falta de una oferta creíble que mereciera que la gente que no fue a votar se sintiese motivada.
ReplyDeleteÉsto no quiere decir que si todos hubieran ido a votar el ganador sería otro. Solamente significa que la falta de oferta (no quiero pensar que Moreno haya tenido algo que ver) hizo de desilusionador de una masa grande de argentinos que antes que poner una feta de salame en el sobre, prefirió quedarse en casa y almorzar tranquilo sin ser parte del sainete.
Y aquí aparece la verdadera culpa de una oposición de papier mache que optó por fragmentarse estúpidamente antes que pensar en cuál era su responsabilidad, carga que nadie le impuso pero que ellos asumieron alegremente creyendo que todo eran honores que no exigían una contraprestación.
Es a ellos a quienes corresponde se les carguen las culpas.
Si el zorro se termina comiendo las gallinas del gallinero, no es culpa del zorro que no sabe hacer otra cosa, sino del tonto que por desidia o estupidez creyó que no hacía falta arreglar el alambrado o poner un perro para que las cuide.
Explicame como el país más culto y desarrollado de Europa, con los mejores: físicos, filósofos, músicos, psicólogos, etc... cayó en el nazismo?
ReplyDeleteLas grandes oleadas inmigratorias que tuvimos fueron mayormente de italianos y españoles. De ahí vinieron muchos anarquistas y socialistas fugados, protogremialistas con problemas con la ley en su país de origen. De esos, cuando vinieron acá encontraron campo orégano para hacer quilombo. Hasta que en 1902 les metieron la ley de residencia (si sos extranjero y hacés quilombo, te deportamos ipso facto sin juicio ni nada, vía), que siempre se pone como ejemplo de gorilismo pero que el mismísimo Perón usó con toda efectividad como espada de Damocles sobre los grupos más díscolos que no se plegaban a su visión corporativista del trabajo (cosa que ningún Pigna revisionista se va a poner a declarar, es claro).
ReplyDeleteOjo, muchos eran gente laburadora que cuando el nene venía del colegio con un delantal y decía que se lo había regalado Evita, el padre le decía que fuera y que lo devolviera, que en esa casa lo que se compraba lo compraba él con el fruto de su trabajo.
Tenemos de todo.
JL
... y Rothbard da en el clavo. Europa fue el caldero donde se cocinaron las peores experiencias colectivistas. Hoy vemos a Alemania y parece un paladín del libre mercado y etc., pero desde el sXIX que venían escorando duro para el lado del colectivismo hasta que terminaron en la apoteosis nazi.
ReplyDeleteJL