Una señora de Ottawa demanda a la municipalidad porque viola su “derecho humano” de estacionar en la puerta de su casa.
Y lo más interesante de todo es que una vez que caes en la dinámica de los pseudo derechos es muy difícil parar. Porque, después de todo, las necesidades y/o los deseos son infinitos.
Me lo guardo para leerlo en clase de Política y ciudadanía!!! Y de paso, trasversal con Inglés!!!
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