A partir de diciembre de 2001 se produjo una estatización de hecho de los servicios públicos que habían sido entregados en concesión al sector privado.
Comprendo que Szewach eligió quedarse a vivir en Argentina - la opción del "estatismo racional” es para alquilar balcones - y que la esperanza es lo último que se pierde, pero honestamente no sé cómo van a hacer para que alguien vuelva a invertir un centavo en el país:
El sistema de transporte por tren y subterráneos de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires está en crisis. En realidad, lo que está en crisis terminal es el particular “modelo” que impuso el ciclo kirchnerista, en reemplazo del esquema de asociación público-privado que predominó hasta que la explosión de 2001/2002 barrió con todo el marco contractual de las concesiones.
En lugar de readaptar los contratos a las nuevas condiciones macroeconómicas, adecuando compromisos de inversión, calidad del servicio y precio del viaje, corrigiendo fallas regulatorias y de control y estableciendo un esquema de subsidio a la demanda para los sectores de menores ingresos, el Gobierno prefirió convertir los contratos de concesión en meros marcos formales y, en la práctica, instrumentó una “estatización con testaferro”. Congeló precios, los reemplazó por subsidios a la operación, mantenimiento e inversión y dejó que esos fondos públicos los administraran los operadores privados, en complicidad con los sindicatos, sin control y, en algunos casos, con mucha corrupción.
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