Sep 30, 2004

Argentina se latinoamericaniza

Jueves, 20 de mayo de 2004
Opinión / Roberto Cachanosky

Argentina se latinoamericaniza

El nivel de vida de nuestro país, que durante décadas fue mucho más alto que el del resto de América Latina, hoy se ha equiparado con el de nuestros vecinos del continente. ¿Ellos mejoraron?. En absoluto. Fue Argentina la que hizo mal los deberes y salió aplazada en todas las asignaturas.

La persistente caída de Argentina a partir de la década del ’40 del siglo XX se ha transformado en un drama para los argentinos y en una curiosidad intelectual para el mundo. El economista Adrián Guissarri ha estimado que entre 1876 y 1912 el ingreso per cápita de Argentina creció a una tasa del 3,6 por ciento promedio anual. En el mismo período, el ingreso per cápita de Estados Unidos aumentó a razón del 1,9 por ciento por año, el de Canadá subió a un ritmo del 1,5 por ciento y el de Australia también creció al 2,1 por ciento anual. Es decir, la tasa de crecimiento del ingreso per cápita de Argentina casi duplicaba la de Estados Unidos y más que duplicaba la de Canadá.

En su libro “La Economía Argentina”, Alejandro Bunge proporciona los siguientes datos:

“En 1923 el 50,10 por ciento del comercio exterior de Sudamérica (importaciones + exportaciones) era realizado por Argentina, siguiéndole luego Brasil con el 18 por ciento, Chile el 10 por ciento y el resto compartido con las otras naciones. De los 88.000 kilómetros de líneas férreas que tenía Sudamérica, el 42,7 por ciento estaban trazadas en territorio argentino, transportando un 60 por ciento de la carga total y un 57 por ciento del total de pasajeros.
“Con respecto a las líneas telefónicas, de los 349.000 teléfonos que funcionaban en Sudamérica, 157.000 correspondían a la Argentina, significando ello un 45 por ciento, y resultando, por lo tanto, 157 aparatos por cada 10.000 habitantes.
“En 1924 circulaban 214.000 automóviles en América del Sur, de ese total un 58 por ciento correspondía a Argentina y el 42 por ciento restante a las otras nueve naciones. Durante muchos años, Argentina figuró en primer lugar como país que más autos y camiones le compraba a Estados Unidos. La proporción por habitante que resultaba era de 125 automóviles por cada 10.000 habitantes.
“De acuerdo a una estadística internacional de Ginebra de 1924, la República Argentina tuvo la mayor actividad postal del mundo por habitante, resultando 172 piezas per cápita, Estados Unidos 152, Inglaterra 141, Francia 129, Alemania 70, Italia 47 y España 27. Del total de cartas expedidas por Sudamérica, el 60 por ciento corresponde a la Argentina y el 27 por ciento al Brasil. Igual proporción representan los telegramas expedidos.
“El tiraje de La Nación, el diario de mayor circulación en la Argentina, superaba la suma de los tirajes de los principales diarios de cada uno de los nueve países sudamericanos.”

Salvo algunos pocos países de la región, la mayoría de los países latinoamericanos y Argentina han hecho muy mal las cosas. De acuerdo a datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), entre la década del ’70 y 2003 el ingreso per cápita de la región, excluida Argentina, registra una caída del ingreso per cápita del 28 por ciento en dólares constantes de 2003, en tanto que Argentina tuvo una disminución del 69 por ciento.

Mientras en la década del ’70 el ingreso per cápita de Argentina era un
222 por ciento más alto que el promedio de ingreso per cápita de América Latina, en 2003 nuestro ingreso per cápita sólo fue un 40 por ciento superior al promedio del resto de los países latinoamericanos. Este dato muestra que, en los hechos, Argentina hizo mucho peor las cosas que el resto de los países señalados.

Los años en que más se acercó nuestro ingreso per cápita a los del resto de los países latinoamericanos son: 1982 con el salto inflacionario y cambiario de ese año, 1989 con la hiperinflación y 2002. En el año de la devaluación de Duhalde, nuestro ingreso per cápita estuvo en 2.900 dólares, contra un promedio de 2.500 dólares para el resto de los países. Para el año en 2003 podemos estimar un ingreso per cápita de 3.331 dólares para Argentina y 2.380 dólares como promedio para el resto de Latinoamérica.

Por supuesto que existen excepciones. Por ejemplo, Chile, Costa Rica y México tienen ingresos per cápita superiores a los de Argentina. Por otro lado, los tres peores en su evolución reciente han sido Argentina, Nicaragua y la Venezuela de Chávez. Este último país pasó de un ingreso per cápita de 8.900 dólares anuales en la década del ’70 a los actuales 3.161 dólares.

Cuando uno observa el gráfico precedente, puede ver que si bien América Latina viene haciendo mal las cosas, nosotros hemos batido todos los récords en la región. Los errores cometidos superan ampliamente a los de los otros países dado que nuestro acercamiento al nivel de vida del resto del subcontinente no se debe a que ellos hicieron mucho mejor las cosas que nosotros –como ocurrió con Argentina a fines del siglo XIX y principios del siglo XX en comparación con Canadá, EE.UU. y Australia–, sino a que en nuestro país las hicimos peor. Y las empezamos a hacer peor, fundamentalmente, a partir del peronismo de los ’40 con su populismo exacerbado que, como dice José Ignacio García Hamilton, creó una cultura de la dádiva en momentos en que el país no estaba en crisis. La políticas redistributivas de esos años no se aplicaron porque la gente vivía en la miseria, sino porque Perón utilizó las reservas del Banco Central para “comprar” el apoyo de la gente.

Pero lo más grave es que ningún gobierno posterior, ni civil ni militar, se animó a modificar esa cultura de la dádiva que impulsó Perón. Todos los que vinieron después quisieron imitarlo, tratando de ganarse el favor de la población redistribuyendo la riqueza, creando empresas estatales y cerrando la economía. Producir y trabajar en forma eficiente como forma de progresar pasó a ser un espejito de colores que vendía el capitalismo. Había que distribuir mejor los ingresos, proteger a los productores locales y darle una activa participación al Estado en la economía. El resultado fue, y es, que hoy todos quieren vivir a costa de otros, mientras que los que producen eficientemente son muy pocos. Es por esta razón que Argentina pasó de ser un país desarrollado a un país en vías de subdesarrollo. Se despreció la fórmula del trabajo y se enalteció el vivir de los subsidios, las regulaciones y el proteccionismo del estado.

¿Cuál fue el resultado de todo esto? Que Argentina y el resto de Latinoamérica se han igualado, pero lamentablemente hacia abajo.
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