Nov 25, 2004

Locura Colectiva

Imaginen que un día me de un ataque de locura, vaya a mi sucursal de Desjardins en la calle Prospect, me pare en la entrada y a los gritos pelados delante de todo el mundo, ante la mirada atónita de clientes y empleados, anuncie que no voy a pagar más mi crédito hipotecario, tarjeta de crédito ni nada. Imaginen la sorpresa y genuina preocupación de mi agente, Nathalie, o de Francoise, la señora del mostrador, que me conocen desde que llegamos a Québec.

Traten de imaginar su reacción, cuando ante el pedido de que me calme y hablemos del tema, les conteste a grito pelado y entre risotadas que no quiero saber nada más ni con ellas ni con el banco, porque ellos son los responsables directos de mis problemas. Lejos de haber hecho posible nuestro acceso a una vivienda propia y dejar de alquilar y tener crédito en Canadá, nos arruinaron la vida, nos estafaron, nos obligaron a entrar en el juego del capitalismo salvaje, del neoliberalismo, de la explotación de la globalización.

Imaginen que a pesar de los intentos reiterados de Nathalie y Francoise de calmarme y de ayudarme por si el problema es incapacidad de pago o insolvencia temporaria, yo procedo a comunicarles, siempre a los gritos, que en realidad la culpa es de ellos por haberme prestado la plata y haberme dado una tarjeta de crédito, por haber tenido confianza en un inmigrante recién llegado, y haberle otorgado un crédito por varios miles de dólares a los 6 meses de trabajar acá. Pero que se terminó, porque hemos recuperado la Dignidad, ahora somos una familia En Serio.

Imaginen que a continuación, vaya a la reunión de los domingos de los argentinos y les comunique también a los alaridos que no voy a pagar las deudas que pueda llegar a tener con alguno de ellos. Tampoco voy a devolver préstamos de libros, películas, programas, ni ropa, ni nada, porque la culpa es de ellos, que me quisieron cagar toda la vida con este tipo de cosas. Imaginen por un momento que me mate de risa ante los pedidos de los otros argentinos, muchos de ellos tanto o más pobres que nosotros, para que por favor haga una excepción y les devuelva la plata y las cosas que les debo porque las necesitan para comer.

Imaginen que haga exactamente lo mismo con HydroSherbrooke, Bell, Videotron, la municipalidad, Desjardins Seguros y demás y anuncie que no voy a pagar más ningún servicio. Lo mismo con Dennis, el mecánico. Le dejo el auto para el service, y cuando lo voy a retirar lo insulto de arriba a abajo comunicándole que no le voy a pagar por ser una sanguijuela neoliberal y acreedor buitre. Lejos de demostrar algún tipo de vergüenza o voluntad de superar esta situación, les eche la culpa de lo que pasa. Imaginen que encima a las pocas semanas vuelva a pasar por el banco y todas estas empresas y, en lugar de pagarles, pretenda explicarles haciéndome el cheronca-winner-number one cómo deben manejar su cartera de crédito, el negocio eléctrico o el de las telecomunicaciones.

Esto que parece tan grotesco puesto en estos términos, es ni más ni menos lo que venimos haciendo como sociedad desde fines del 2001. Sin embargo, mucha gente, argentinos de bien, asocia esta situación con valores positivos como la dignidad y la seriedad. Una de dos, estamos MUY confundidos o nuestro sistema de valores deja mucho que desear.

1 comment:

  1. A que te comiste setenta puteadas desde Argentina por este post? Vos también! Cómo se te ocurre decir semejantes verdades!

    ReplyDelete

Note: Only a member of this blog may post a comment.