Veo en Blog Bis este comentario de Enrique Valiente Noailles en La Nación:
El hecho de que se clausuraran 32 discotecas en dos días por fallas de seguridad, luego de este incendio, muestra que la tragedia ocurrió sólo por azar en este lugar y no en otro. Las víctimas de Cromagnon no son otra cosa que las bajas de una sociedad que vive en un estado de guerra civil a escala homeopática, cosa que supone no respetar casi ninguna regla de convivencia, cosa que se expresa mediante la vulneración, en casi todos los órdenes, de los derechos de los demás. Así, hemos logrado convertir a nuestra sociedad, precisamente como en los escenarios de guerra, en un campo minado. Nunca sabemos si podemos firmar un contrato, hacer un depósito, cruzar la calle, consumir un producto, o ir a una discoteca, con un cálculo razonable de riesgo. Hemos construido un espacio cerrado en el que vivimos en forma permanente a merced de una bengala ajena.
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