Soberanía Acuática

Veo en lo de Rubén un excelente post. No se de dónde saca estas cosas, que maestro, pero publica un párrafo de la memoria histórica de la ex Obras Sanitarias de la Nación, no tiene desperdicio.

Rubén termina el post diciendo que le gustaría poder tener datos de cómo evolucionó la red en los nefastos años 90, supone que debe haber sido el único período de expansión de los servicios desde los '40.

Como le decía por mail, por lo que se publicaba en su momento, no quedan dudas de la expansión del servicio durante los 90. No hay más que fijarse en la evolución de la población con acceso a agua potable y cloacas para comprobarlo.

Pero además, y es realmente patético que sigamos hablando de estas cosas, se puede medir la calidad del agua (ni hablar), adopción de normas internacionales, promedio de interrupción del servicio, mantenimiento de la red (no se hacía desde décadas), nivel de inversiones, productividad promedio, etc.

Todo lo anterior sin caer en cuestiones más de fondo, como por ejemplo por qué el estado tiene que manejar el agua o cualquier otra empresa.

Lamentablemente, como con todo en Argentina y en otros países del tercer mundo, no se trata de una cuestión racional. La decisión de reestatizar o no los servicios públicos privatizados no pasa por un análisis racional de costos beneficios, eficiencia, operatividad, inversiones, etc. Está mucho más relacionado a cuestiones pasionales, ideológicas, sentimientos, emociones, donde se mezclan intereses políticos y económicos millonarios con ánsias de poder y otras cuestiones.

Rubén sostiene que esta es una cuestión municipal, que se elevó a rango nacional por impericia del gobierno. En lo personal no estoy de acuerdo. La forma como se maneje esta concesión nos va a dar la pauta de cómo va a ser la política de esta administración con el resto de las privatizadas en particular, y con el sector privado en general. Es nada más ni nada menos que un caso testigo. Después de más de tres años de no hacer absolutamente nada, se encara el tema. Debemos ver como termina todo. Lamentablemente, me parece que termina muy mal.