Coherencia Política

Durante los malditos 90, se agregaron una serie de elementos de seguridad a los pasaportes argentinos para hacerlos más difíciles de falsificar o alterar y ponerlos a estándares internacionales. El eslabón débil seguían siendo los DNI, fácilmente falsificables. Cualquier persona podía sacar un pasaporte nuevo con un DNI falso o duplicado.

Una de las cuestiones más interesantes del proyecto era la confección de los padrones electorales de manera mucho más segura y el mayor control de los ingresos y egresos del territorio del país en los puntos de frontera.

También durante la década infame, se llamó a licitación para lo que se llamó el proceso de “radarización”, para tratar de poner un poco de control en el casi anárquico manejo del espacio aéreo del país por falta de recursos técnicos. La idea era un mayor control por lo menos en la zona más vulnerable y de mayor riesgo potencial.

Más allá de los meritos técnicos de los dos proyectos, lo cierto es que quedaron en la nada. En ambos casos, el estado argentino, durante la administración de De la Rúa, rescindió los contratos de manera unilateral, sin mayores explicaciones ni motivos racionales. En el primer caso, todavía está por verse el costo que tendrá esa decisión para el país, al encontrarse la ejecución del proyecto considerablemente avanzada. En el segundo, el encargado de rescindir el contrato fue Lopez Murphy, como ministro de defensa.

Podemos argumentar que las licitaciones fueron mal hechas, que se cobraron sobornos, cuestiones técnicas, y demás. Lo cierto es que no fueron reemplazadas por otras, nunca más se encaró el problema. Como sabemos, los problemas no desaparecen si los ignoramos.

Los resultados están a la vista, resulta curioso que cuestiones centrales como estas sean ignoradas por las autoridades y la opinión pública. Los beneficiarios directos de estas falencias son los mismos que se aprovechan del sistema para sacar ventajas sobre el resto de la sociedad, incluidos muchos políticos.