Feb 4, 2005

La Argentinidad

Hace varias semanas que veo con sorpresa una sección en La Nación con el llamativo título de “La argentinidad: ¿Pura propaganda?”. Que interesante, pensé, una serie de ensayos sobre lo que significa ser argentino o la Argentina en general.

Lejos de eso, se trata de referencias al país o a Buenos Aires en diversas formas, como películas, programas de televisión, novelas, espectáculos, etc. Honestamente, no me queda claro del todo cuál es el aporte a la cultura de esta recopilación, más allá de generar un buen par de preguntas adicionales para la versión local del “Trivial Pursuit” o satisfacer nuestro golpeado ego nacional.

Mi aporte a esta lista de banalidades sería Eveline, una short story nada más y nada menos que de James Joyce, el gran autor irlandés de Ulysses, un clásico de la literatura inglesa y universal.

En este cuento corto, la protagonista, Eveline, vive con su padre y trabaja como empleada en una tienda en la Irlanda pobre de fines del siglo XIX. Se enamora de un marinero, que le propone fugarse e irse a una ciudad en un país lejano, Buenos Ayres. A pesar de que la propuesta de inmigrar a la Argentina significa dejar atrás la pobreza y el atraso, no se atreve a hacerlo, y decide quedarse en Irlanda con su padre.

En una época, y para muchos países del mundo, Argentina era la tierra prometida. En ese periodo llegaron millones de inmigrantes. El país significaba algo, era sinónimo de esperanza, de una vida mejor, de trabajo, de progreso, de futuro, de que se podía progresar con trabajo y sacrificio. En esa Argentina, tal vez como en ningún otro país del mundo, se hizo verdad aquello de “Give me your poor, your tired, your huddled masses”.

1 comment:

  1. Sucede que aparentemente el contrato que ofrecía la Argentina de 1880 a 1930 tenía una "letra chica" que nadie leyó. Abajo de “Give me your poor, your tired, your huddled masses”agregaba, "after a few generations I will send them back"

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