Un artículo de Gustavo Lazzari en Atlas.org.ar sobre la visita del sátrapa venezolano a la Argentina. Realmente es desconcertante. Estoy convencido de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Mejor dicho, los gobiernos tienden a parecerse mucho a sus electores.
Pero honestamente, ¿se merece el argentino medio el nivel de disparate delirante con que se maneja el gobierno actual? Me parece que es demasiado hasta para los parámetros a los que estamos acostumbrados en Argentina:
Inaugurar una estación de servicio, con discursos, fotógrafos (financiados por el gasto oficial en publicidad, por supuesto), y aplausos es sencillamente una vergüenza. Es un gesto de pequeñez y un claro cachetazo a los millones de desocupados que necesitan inversiones en serio para poder trabajar.
Entre los anuncios de Hugo Chávez está la intención de “abrir” más estaciones de servicio fundados en la compra de la empresa Angloholandesa SHELL. Es decir que el “negocio” de la Administración Kirchner es permitir que una empresa con 90 años de antigüedad, pionera en la industria, se retire para vender sus instalaciones al nido de corrupción más grande de América Latina que es la petrolera venezolana (PDVSA).
La inversión de 1000 millones de dólares, según el presidente Chávez, sería financiada con “negocios de este tipo” refiriéndose a la exportación de ganado en pie. El gobernador Solá sonreía y festejaba el embarque de 1000 vacas preñadas vivas, modalidad que no se utiliza desde la introducción de la tecnología del frío a fines del siglo XIX.
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