La visión de Roberto Cachanosky sobre la incapacidad manifiesta que tenemos como sociedad para aprender de los errores. Una de las cosas que más me llamó la atención después del golpe de fines del 01 y el descalabro del experimento populista de Duhalde es que no hubo ni remotamente un proceso de aprendizaje en la mayoría de los argentinos, no hablemos de las clases dirigentes.
Lejos de aprender de nuestros errores, seguimos insistiendo con las mismas grandes “soluciones” que nos llevaron a donde estamos:
Hay dos frases populares típicas que merecen alguna reflexión. La primera dice: "¿Hasta dónde vamos a llegar?". Esta frase trata de reflejar que, en algún momento, tiene que detenerse nuestra decadencia. Otra frase típica que he escuchado durante años es la siguiente: "Hay que esperar a que se produzca la crisis para poder cambiar el rumbo de la Argentina".
Respecto a la primera frase, «¿hasta dónde vamos a llegar?», debo confesar que no tengo la menor idea, porque no es cierto que inevitablemente rebotemos una vez que tocamos fondo. Alguien me decía el otro día que cuando los argentinos tocamos fondo empezamos a cavar para seguir enterrándonos. Para saber hasta dónde vamos a llegar, previamente tenemos que saber qué vamos a hacer. Si hacemos las cosas mal seguiremos en decadencia sin encontrar un piso, si hacemos las cosas bien podremos recuperarnos sin tener un techo.
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