La opinión de Jorge Asís:
La prisión de María Julia representa, en cierto modo, la venganza política de las capas medias ilusoriamente progresistas.
Téngase en cuenta que la revolucionaria transformación encarada por el menemismo consistió en una alianza oportunamente inexplicable entre las bases que incluían la marginalidad social -que ponía mayoritariamente los votos-, con el tradicional sector acomodado del privilegio. Una clase dominante que fue históricamente incapaz para construir el capitalismo, y que sintió que de pronto que el capitalismo les llegaba de regalo merced a los espacios demenciales del peronismo que suponían vinculado sólo a la barbarie.
Es decir, la transformación económico y social se basó en un acuerdo tácitamente inexplicable entre los sectores de arriba y de abajo, en desmedro ideológico de los desconcertados elementos del medio que se sentían intelectualmente acosados hasta la parálisis.
De todos modos, los sectores representativos de las capas medias -tan afines al acné del progresismo- usufructuaban los beneficios del intenso circulante con un gesto de asco. Y entraban sin visa a los Estados Unidos con una culpa de clase y descreían del encuadramiento ficcional de aliados extra OTAN. Se desgarraban entonces por los desbordes de una estética que se imponía y que el talento de Silvina Walger supo interpretar con brillantez.
Por lo tanto emerge María Julia como máxima representación de semejante coctel sociopolítico.
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