Progresismo y Decadencia

Para ser honestos, el “progresismo” no es patrimonio exclusivo de este gobierno. Se definen como tales amplios sectores de la clase media argentina. Los que hacen posibles personajes como Carrió, los que mantienen vivo políticamente a Alfonsín, los que creían que Chacho Álvarez y Fernández Meijide eran el orgasmo sublime de la política nacional.

Los mismos que sentían que las “clases populares” les respiraban en la nuca de la escala social y que respiraron aliviados en privado con la devaluación que los volvió a sumergir en la mierda, de la que nunca deberían haber salido.

Como me decía un ex compañero de trabajo, justificando la devaluación que reducía su propio salario a un tercio: "dónde se ha visto que una secretaria se vaya de vacaciones al Caribe”:

En lo conceptual, como bien lo afirma el calificado ensayista Silvio Maresma , el reputado progresismo parte de la relativización extrema de todos los valores imperantes en una sociedad que jerarquiza el orden en libertad y la justicia para la paz. -

A partir de ello emprende un avance sobre esos valores con un pronunciado voluntarismo político no desprovisto de ideologías “utopistas” , convirtiendo a los errores en virtudes y, a partir de ello, derrama su deterioro cultural multiplicador en seno de la sociedad.-

Para ello no trepida, incluso, en falsear la historia para lo cual se tiene que tener presente de que, a fuerza de tergiversar la historia se termina imponiendo una historia tergiversada.-

Esta manipulación nihilista resulta ser la que desencadena una serie de medidas y actitudes políticas, sociales y culturales definitivamente aberrantes cuyas consecuencias, luego, padecen los pueblos sorprendidos por esta maniobra.-