May 26, 2005

Antisemitismo

Pilar Rahola habla del nuevo antisemitismo de Europa y España. Es realmente increíble e indignante:

La denuncia surgía en un periódico mallorquín de la mano insigne de Pere Bonnin, y la continuaba Jordi Argelaguet. Antes había podido leerla en algunas webs comprometidas (como es-israel), y en todas partes respiraba la indignación. Hoy hago yo los deberes. La casualidad (el azar juega a dados y a veces acierta) hace que el tema coincida con la polémica que el escritor catalán Vicenç Villatoro ha tenido con el periodista Antoni Bassas, a raiz de unos comentarios antisemitas que el periodista permitió en su programa. Casualidad, pero no tanta, si se tiene en cuenta que algunas personas hace tiempo que denunciamos el nuevo antisemitismo que recorre la espina dorsal de Europa. Un nuevo antisemitismo que, a pesar de arraigar en viejos prejuicios, presenta una nueva formulación, está mayoritariamente vinculado al pensamiento progresista y, mayoritariamente también, se formula de forma inconsciente. Cuando Saramago, por poner el ejemplo más notorio y antipático, dijo que Jenín era como Auschwitz, no solo hizo un acto de desprecio al Holocausto que aún debe arañar en la herida abierta de millones de víctimas, sino que fue él mismo el paradigma de un hecho social: la minimización de la Shoá no solo no es ajena al pensamiento políticamente correcto de izquierdas, sino que resulta un elemento fundamental de este pensamiento. Y no inquieta, ni incomoda a nadie. En este contexto hay que entender la sorpresa del periodista Antoni Bassas ante la indignación de todos nosotros cuando permitió la llamada de un oyente tipificando a “los judíos” como el verdadero eje del mal: el fenómeno forma parte del córtex del pensamiento correcto. Si los comentarios del oyente se hubieran formulado en términos de antisemitismo clásico de extrema derecha, el alma democrática del periodista hubiera reaccionado inmediatamente. Pero formulados con gramática de izquierdas, resultan perfectamente digeribles. Este es el gran riesgo de la nueva judeofobia que recorre Europa: es percibida como políticamente correcta. Y ahí cabe todo: desde Izquierda Unida negándose a ir a la conmemoración del Holocausto judío, por solidaridad con los palestinos, hasta las imbecilidades de Saramago, celebradas por toda la izquierda mundial, los de SOS- Racismo negándose a firmar las resoluciones de su homólogo francés sobre antisemitismo, acabando con el oyente de radio que le dice al periodista Bassas que los judíos son el eje del mal. Y el periodista le da las gracias. Cuando domingo pasado, en el Palco del Fútbol Club Barcelona, celebrando la victoria de nuestro club, encontré al periodista y estuve hablando con él, percibí su perplejidad, y de ella extraigo mi preocupación: no entendía nuestra indignación. Lo cual significa que la nueva judeofobia ha arraigado, con naturalidad, en el pensamiento colectivo democrático.

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