Hugo Martini, el Joe Galera de la política argentina, habla sobre el escenario político actual, la vuelta al pasado y el desierto de ideas:
No existe en la Argentina mejor negocio político que el de echarle la culpa al pasado. Otros presidentes no pueden gobernar apelando al atajo del pasado porque sus países son exitosos. Rodríguez Zapatero puede tener esta tentación pero los últimos 30 años de la democracia española –bajo diferentes partidos- son ejemplares. Ni Lagos ni Lula viven del pasado, probablemente por vocación, pero también porque la realidad les indica que sin perjuicio de gobiernos militares o civiles, Chile y Brasil no son precisamente un fracaso. Chávez vive del pasado porque el sistema político de los partidos tradicionales venezolanos –Acción Democrática y COPEI- no pudo solucionar en casi medio siglo la destrucción del tejido social en ese país.
La agenda del Presidente Kirchner es la de un gobierno mirando al pasado. Políticamente no ha hecho otra cosa, desde el 14 de mayo de 2003 –el día que Menem renunció a competir en la segunda vuelta- hasta su “grito de aire fresco” celebrando el fallo de la Corte que declaró inconstitucionales y nulas las leyes de obediencia debida y punto final.
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