Honestamente no puedo dejar de sorprenderme por la aparentemente inagotable capacidad de nuestra sociedad por repetir una y otra vez los errores del pasado. Pareciera que lejos de aprender de los grandes disparates de nuestra historia, apuntalados por la experiencia internacional, no somos felices sin volver a los viejos clásicos.
Sigue la calesita del Banco Central, recreando las exitosísimas políticas de los 80. Por un lado emitir para sostener al dólar, pilar de la reedición del modelo de sustitución de importaciones. Por otro, emisión de deuda para sacar los pesos del mercado para que no impacte en los precios.
Insisto, no hace falta ser un experto internacional para saber cómo termina todo esto si no se le pone freno cuanto antes. Sólo hace falta buscar los diarios de la época y ver como terminó el último experimento de este tipo.
Aparentemente estamos convencidos de que esta vez nos sale bien. O lo que es peor, no nos importa. Total, cuando la cosa explote muy probablemente sean otros los encargados de apagar el fuego. Mientras tanto, sigamos adelante con el financiamiento del modelo setentista de la reivindicación social.
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