Insisto, es realmente patético que sea el ex ministro Cavallo, uno de los mayores responsables de la debacle del gobierno de De la Rúa, el que tenga que salir a explicar estas cosas tan elementales:
Crecimiento empobrecedor
Por Domingo Cavallo
Durante la década del 70, cuando la estrategia de crecimiento que se basaba en la sustitución de importaciones todavía parecía progresista, Carlos Díaz Alejandro –un gran economista de origen cubano que enseñaba en Yale y había estado en la Argentina durante los 60– demostró que, en ciertas circunstancias, las inversiones orientadas a la sustitución de importaciones con exagerada protección podían dar lugar a un “crecimiento empobrecedor”.
En la Argentina, a pesar de que la expansión económica desde el segundo semestre de 2002 tuvo más de reactivación de demanda que de crecimiento de la capacidad productiva, también se puede hablar de “crecimiento”. Se ha producido cierto aumento en la inversión y, en algunos sectores productores de bienes que sustituyen importaciones, la nueva inversión supera la depreciación de la capacidad instalada.
A pesar de este “crecimiento”, se mantienen muy elevados los índices de pobreza y los salarios percibidos por la mayor parte de los trabajadores están muy por debajo de los niveles que alcanzaron en la década del 90. El Gobierno sostiene que esta caída es transitoria y que los problemas de pobreza y bajos salarios se irán corrigiendo con el tiempo, gracias, precisamente, al crecimiento que la economía conseguirá sostener con una política de “dólar alto”.
Perpetuar la pobreza
El Gobierno se equivoca. Si consigue sostener el crecimiento mediante la política de mantener alto el valor del dólar estará perpetuando las situaciones de pobreza y bajos salarios, por las mismas razones que en la década del 70 explicaba Carlos Díaz Alejandro.
La capacidad productiva aumentará, pero sólo para producir bienes sustitutos de importaciones, cuyos productores deberán vender a precios muy superiores a los que se pagaban por los mismos bienes en la década del 90. No habrá aumento de la capacidad productiva de bienes exportables, porque en los sectores en los que tenemos ventajas comparativas las altas retenciones a las exportaciones frenarán las inversiones.
Y mucho menos habrá inversiones en los sectores productores de servicios y de infraestructura, porque sus precios quedarán permanentemente atrasados por las medidas de control que aplicará el Gobierno para evitar el aumento de la inflación, siempre latente en el intento de mantener el precio del dólar alto.
Los trabajadores por cuenta propia, los asalariados en los sectores productores de servicios, los profesionales independientes, los empleados y ejecutivos en niveles medios de todas las empresas, los trabajadores del sector público, particularmente policías, médicos, enfermeros, maestros, profesores, y los jubilados que deberían cobrar arriba del haber mínimo seguirán teniendo remuneraciones un 30% más bajas, en términos de poder adquisitivo, que las que tenían en los 90.
Si ello no ocurriera, los productores de bienes que sustituyen importaciones, que sólo logran rentabilidad gracias a la protección adicional que les da la política de dólar alto acompañado de retenciones a las exportaciones, dejarían de tener rentabilidad y, por consiguiente, dejarían de invertir. En otros términos, el crecimiento que logra la estrategia económica del Gobierno depende de que se mantengan los niveles de salarios reales y pobreza fabricados por la devaluación de 2002.
“Crecimiento empobrecedor” es la mejor denominación para el modelo económico que reemplazó al tan vapuleado modelo de los 90. Ojalá pronto la gente lo advierta y en octubre vote por el cambio de modelo... , pero del modelo que se puso en marcha en enero de 2002.
El autor fue ministro de Economía.
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