Pilar Rahola sobre el terrorismo, cuánta razón que tiene:
¿Cómo es posible que aún no lo veamos? Cuando oí al ministro del interior español, justo después de la petición de Blair de controlar a los imanes radicales, diciendo en gramática políticamente correcta que “esto no lo haremos en España porqué respetamos la libertad de culto”, tuve la impresión de ser gobernada por auténticos imbéciles. O, peor aún, por honestos ilusos, cuya ingenuidad nos va a resultar destructiva. Perdonen que caiga en la tentación de autocitarme, pero viene al caso. Como dije años ha, no hay peor ignorante, que un ignorante sincero. No, señor ministro, no. No se trata de libertad de culto, ni tiene nada que ver con ningún proceso romántico de emancipación de los pueblos, ni estamos ante libertadores generosos, cuya desesperación los lleva a entregar la vida. El asesino de Teo no luchaba por el hambre en Africa, ni debía saber que en Zimbabwe están destruyendo miles de casas en un proceso brutal e impune de represión generalizada. Los asesinos de Madrid no tenían como finalidad la liberación de ningún pueblo, sino muy al contrario, los movía la lucha por un régimen donde ninguna libertad fuera posible. Y, como resulta evidente, los terroristas de Al Zarqabi no luchan por la libertad de Iraq, sino para someter a su población a un régimen tiránico. ¿Eran los talibanes unos libertadores? ¿Lo es Al Qaeda? A pesar de la obviedad de la respuesta negativa, nuestra sociedad continua destilando este tipo de discurso paternalista y romántico que dibuja a los terroristas como si fueran una especie de herederos de las épicas revolucionarias del pasado. Muchos intelectuales y la mayoría de políticos de la izquierda, en la propia España, se han lanzado improvisadamente y a la carrera a analizar el fenómeno terrorista islámica, un fenómeno que hasta ahora –a pesar de las decenas de muertes que acumula en años de asesinatos- no les había preocupado. Demasiado entretenidos machacando a Israel y a Estados Unidos. En este análisis improvisado, casi ninguno de ellos se ha sacado la boina del Che Guevara y, lo que es peor, han traspasado la boina a Bin Laden. Mitos de libertarios contra la opresión imperialista, héroes que se juegan la vida, y el imperio, que siempre contraataca. El débil luchando contra el fuerte…
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