Empecé a escribir esto hace unas semanas y nunca lo terminé. Creo que ahora viene al caso con la noticia de la virtual nacionalización de Aguas Argentinas.
Me acuerdo de un articulo muy interesante de Rosendo Fraga hace unos años donde el autor comparaba la cobertura de las redes de agua potable y cloacas con las de teléfono y cable. Por supuesto, aun con las privatizaciones de las empresas de agua en los odiados y perdidos 90 y la ampliación del servicio, la Argentina ofrecía la enorme paradoja tan típica del tercer mundo de que había mucha más gente con acceso a televisión por cable y teléfonos que a agua potable y cloacas.
Una de las explicaciones del motivo es que tanto el teléfono como la televisión por cable son inversiones que paga el que se beneficia directamente con el servicio. Mientras que el agua potable y las cloacas tienen características que suelen diluir la relación entre inversión y beneficio personal.
Entre las conclusiones a las que llegaba el autor, sostenía que el argentino promedio era fuertemente individualista en relación a los beneficios, pero marcadamente colectivista cuando se trataba de los costos. Como resultado, son muy comunes en nuestro país situaciones en las que familias con teléfono y televisión por cable viven sobre calles de tierra, sin acceso a la red de agua potable y con pozos ciegos.
Creo que todo lo anterior ayuda a entender un poco más por qué mientras en el mundo cobra cada vez más fuerza la conveniencia de la participación del sector privado en la provisión de agua potable, sobre todo en los países pobres, en Argentina damos marcha atrás con todas estas reformas y a nadie se le mueve un pelo.
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