Nov 22, 2005

Desconcierto

Hace mucho que vengo repitiendo que el grado de confusión que existe en la Argentina es fenomenal. Además de un marcado corrimiento hacia la izquierda de todo el espectro político ni siquiera hay un consenso mínimo entre los sectores que se autodenominan moderados o de centro derecha.

Muchas de las críticas a la reedición del modelo de sustitución de importaciones de la Argentina pordiosera post golpe 2001, continuado y profundizado por esta administración, provienen de sectores con propuestas tanto o más populistas que las del actual gobierno. Muchas de las propuestas de los sectores supuestamente más moderados y racionales son de corte tanto o más populista y dirigista que las que constituyen el núcleo del “modelo” del actual gobierno.

En muchos casos, seguimos repitiendo eslóganes de barricada como si se tratara de grandes ideas a poner en práctica. Seguimos discutiendo cuestiones de base que deberían haberse resuelto hace generaciones. Una y otra vez, reciclamos viejos y conocidos fracasos como las grandes salvaciones nacionales.

Seguimos empeñados en repetir una y otra vez los mismos disparates de toda la vida. Cuestiones que fracasaron sistemáticamente cada vez que se intentaron no sólo en Argentina sino en todo el mundo. Como el borracho a la botella, siempre volvemos a los mismos clásicos de siempre, convencidos de que esta vez la cosa va a funcionar.

Como no puede ser de otra manera, después la realidad nos cae como un mazazo en la cabeza. El jolgorio deja lugar al desconcierto. ¿Cómo es posible que nos vaya tan mal si estamos haciendo todo tan bien? Seguramente se trata de un plan perfectamente orquestado para perjudicarnos. Se trata, una vez más, de los cipayos vendepatrias de siempre, aliados con los yanquis (antes eran los ingleses), con la ayuda de los chilenos y los brasileros que siempre nos quisieron garcar. Argentina sería un gran país, ocuparíamos nuestro rol natural de potencia mundial, si no fuera por todos estos malnacidos.

Lamentablemente creo que somos así. Hay amplios sectores de la sociedad que se sienten representados como nunca con este gobierno y con la forma en que este gobierno encara la realidad. Como estamos viviendo la etapa del jolgorio pleno, en la Argentina post golpe las cosas están fantásticas, nunca mejor. Si, el presidente puede ser un poco extravagante y bipolar, pero es el precio que debemos pagar por haber recuperado la dignidad. Mientras dure la plata, mientras nos comemos el capital de la década anterior, seguiremos tirando manteca al techo.

Pero, como ya comenté antes, me temo que estos sectores son muchos más amplios de los que creemos. No me refiero a la enorme y creciente masa de pobres y clientes políticos que no tienen opción, y que van a apoyar al que les siga dando de comer.

Me refiero a sectores acomodados, de la clase media urbana argentina, donde prima el odio, el rencor, el resentimiento y una visión de la Argentina y del mundo sacada de un manual de 7mo grado de la década del 50.

Hoy le comentaba a Rubén que la ignorancia se soluciona con relativa facilidad. Después de todo, los conocimientos no son tan difíciles de transmitir. Pero ¿cómo hacemos cuando el problema son los valores? Como puede confirmar cualquiera que haya enseñado alguna vez, el peor alumno no es el que sabe menos sino aquel que no sabe y no sabe que no sabe. El típico ignorante que no sólo no se da cuenta de lo bruto que es, sino que cree que la exposición a la educación es contraproducente. El tan argentino “cheronca winner number one”, del cual el actual presidente es un dignísimo representante.

¿Cómo hacemos para que cambie un adolescente de 50 y pico? Es tremendamente patético que un señor de casi 60 años, casado y con hijos, ocupando un cargo como el que ocupa Kirchner se comporte como una adolescente histérica en plena ebullición hormonal. Me hace acordar mucho al personaje de Gasalla: "doctor, lo que pasa es que me están creciendo las tetitas". Ni más ni menos, la historia de nuestras vidas.

1 comment:

  1. Ramiro, perdón por no ser claro, con "golpe" me refiero a la destitución de De la Rúa y el ascenso de Duhalde.

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