Dec 1, 2005

Nilda y la que te Garré parió

Enviado por Pablo:

Nilda y la que te Garré parió
Un escrito de La Pluma

-Me sorprendió...Habrá que seguir bajando cuadros...-concluía el General A, sentado en el escritorio frente a su camarada.

-Cómo no te va a sorprender? Lástima no haberla incluído como oradora en la Jornadas...Qué mala suerte... haberse acordado de Taiana y olvidado a Nilda... Habría sido una pegada!! - comentaba el Almirante B.

-En el Ministerio más de una se la va a querer comer cruda... Se creían que seguían en la lista, que tenían posibilidades... – agregaba el General.

El Capitán Z estaba sentado en la antesala del escritorio. Sólo con sus pensamientos y las nuevas noticias “Nilda y la que te Garré Parió” reflexionaba “Ni en su sueño más erótico debe haber pensado que iba a llegar a este paroxismo”. “Poder meternos el dedo en el traste de esta manera!!”.

-Viajaremos a Cuba y a Venezuela más seguido – decía el General A.

-Nosotros seguiremos yendo a Nicaragua – agregaba el Almirante B.

El Capitán Z, del otro lado de la puerta, continuaba con el hilo de sus pensamientos “Le costó 30 años llegar pero lo logró...Pensar que esta minita estaba casada con J. M. Abal Medina. Juntos habrán hecho tantas cosas...”. “Él, Secretario del Movimiento, y ella diputada... impulsaron la Amnistía del 73 entre otros logros...”. “Me los imagino sentados a la mesa en familia, invitando al cuñado Fernando y su novia Norma Arrostito, a cenar y pidiéndoles que contaran nuevamente la historia de cómo mataron a Aramburu”. “Todo puede ser peor de lo que es. Quizás, si no hubieran muerto en su ley, alguno de ellos sería el nuevo Ministro...”

-Tal vez entienda que debemos modernizar nuestros medios – comentaba el General – Venezuela está triangulando armas desde España y ella adora todo lo que hace Chávez.

-Sí, pero las armas no nos las van a dar a nosotros – le contestaba el Almirante – todavía no nos tienen confianza. Y mirá que hemos hecho de todo!!!. Les regalamos la ESMA, les habilitamos el astillero, los dejamos repartir preservativos en el último acto del día de la Armada, le devolvimos el grado a Urien...

-No, pará – lo interrumpía el General – y nosotros?. Nosotros hemos hecho más que ustedes. Les damos las instalaciones y todo el apoyo logístico a cuanto congreso piquetero haga falta, desde Salta hasta Ushuaia, pasando por Mar del Plata y Campo de Mayo. Hemos repartido agua en el conurbano y hablado en el Bauen como invitados de honor y hemos apoyado la derogación de las leyes y el juzgamiento de nuestros camaradas...Ni hablar del asunto del Obispado...

-Sin contar lo de los cuadros...– interrumpía ahora el Almirante con un dejo burlón – y no te olvidés que la Fuerza Aérea se hizo cargo de lo de la droga...

“Pensar que esta minita tuvo que exiliarse” seguía pensando el Capitán Z. “Volvió. De la infame década de los 90, que tanto aborrece, se ligó un Registro Automotor. Más tarde se borocoteó al Frepaso y fue viceministra con Storani cuando liberaron a Gorriarán...”

El Cabo H abrió la puerta haciendo equilibrio con la bandeja, mientras saludaba al Capitán.

-¿Cómo anda todo por allá abajo? – le preguntó el Capitán.

-Ya logramos atar con alambre el caño maestro. Se inundó el sótano pero el Teniente Y inventó un sistema de succión con el cajón de pajitas... ese que el Capitán W logró rescatar de rezagos – le contestó el Cabo.

-Deje que yo voy a llevar el café – le indicó el Capitán.

Tomó la bandeja y se dirigió hacia la oficina donde se desarrollaba la charla llena de especulaciones mientras continuaba pensando “Profundizar la reorganización de las FFAA, a eso dijo que venía. Pero esta gente no nos va a reorganizar...nos está aniquilando como se supone que nosotros tuvimos que hacer en su momento con ellos.” “Ahora... por más odio que nos tengan, no pueden ser tan estúpidos de pretender manejar un país sin FFAA...Tal vez nos conviertan en guardia nacional, como la de Chávez...”. En este punto casi se le cae la bandeja. “Total, cuánto falta para eso? No mucho, sólo un toque en los Institutos, otro tipo de preparación...Aún así se supone que no deberíamos intervenir en nada interno...”. “Es que no nos van a hacer intervenir en algo interno!!! Quizás nos manden a Venezuela o a Cuba, cuando los payasos tengan miedo de perder poder...”

-Hablaban de las obras sociales, del retiro y de la Sociedad Militar – comentaba el General.

-De las obras sociales hablan siempre... – lo tranquilizaba el Almirante.

-A mí me parece que esta vez va en serio – replicaba el General.

“Por qué no nos cerrarán por decreto y a la m...” pensaba el Capitán mientras portaba la bandeja.

En el pasillo por donde caminaba había varios cuadros, en particular al Capitán le gustaba siempre pararse frente al de San Martín y al de Brown, que estaban juntos. Esta vez le salió del alma: “Nilda y la que te Garré parió!!...” “Si los Viejos vivieran se mueren de nuevo...”

-Señores, el café – dijo el Capitán, apoyando la bandeja sobre el escritorio.

-Gracias – respondieron al unísono el General y el Almirante.

-¿Cómo va todo por allá abajo? – preguntó el General.

-Como siempre – respondió el Capitán y casi, casi, quiso decir algo, pero no pudo. Un incipiente nudo en la garganta le impedía hablar.

-¿Quedó el salón en condiciones? – preguntó el Almirante.

-Está todo en condiciones – dijo como pudo el Capitán.

Ambos interlocutores lo miraron y se miraron entre ellos.

-¿Pasa algo, Capitán? – preguntó el General.

-Recuerde que la Ministra asume en media hora ... – dijo el Almirante casi al mismo tiempo.

-No pasa nada, Señores – se repuso el Capitán – Lo que tenía que pasar, ya pasó.

-¿¿Qué pasó??? – preguntaron ambos superiores al mismo tiempo casi incorporándose de sus respectivos asientos.

-Nada, nada... – respondió el Capitán y en el tono más tranquilizador que pudo agregó:

“No son los muertos los que en dulce
calma la paz disfrutan de la tumba fría.
Muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía”

-¿Capitán, qué le pasa??- se escuchaban las voces entremezcladas

“No son los muertos, no – proseguía el Capitán -
Los que reciben rayos de luz en sus despojos yertos
Los que mueren con honra son los vivos
Los que viven sin honra son los muertos”

-¡¡Por Dios, este hombre está loco!! – decía el General mientras miraba al Almirante y este último miraba al Capitán.

“La vida no es la vida que vivimos
La vida es el honor, es el recuerdo
Por eso hay muertos que en el mundo viven
Y hombres que viven en el mundo muertos”

Se detuvo el Capitán, saludó y se retiró.

Ese día, a la precisa hora de la ceremonia, no aguantó más el caño maestro y las fotos periodísticas mostraban Generales y Almirantes confundidos, el precioso traje sastre de la Ministra salpicado de pestilencias y un Capitán sonriente al fondo que se reía a carcajadas.

Hasta la próxima!
La Pluma

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