Pilar Rahola sobre Hamás (lleva acento en castellano, no sabía):
Cuenta mi buen amigo Henrique Cymerman, con su punzante ironía, que los vendedores de rababas (las lindas guitarras beduinas) tendrán que dejar de cantar sus tradicionales alabanzas al presidente palestino y empezar a entonar versículos islámicos. A pesar de la perplejidad de muchos y de la sorpresa de algunos más, la organización Hamás ha ganado las elecciones con rotundidad inapelable, y el escenario que se abre ahora es tan incierto como siniestro. No se me escapan las voces que intentan, apresuradamente, hacer lecturas posibilistas del éxito islamista, pero creo que se basan más en la necesidad imperiosa de encontrar motivos para el optimismo que en el contraste serio de la realidad. Hamás no sólo es una organización integrista islámica cuyo método de trabajo es el terrorismo y cuya filosofía ahonda en las bases aterradoras del totalitarismo nihilista. Es que, además, su prestigio se asienta en tres compromisos innegociables: no a la paz con Israel, sí a la destrucción de Israel y sí a la creación de una república islámica desde el Mediterráneo al Pacífico. Ni tan sólo existe en su ideario la voluntad intermedia de un Estado palestino y sólo hace falta leer su abundante literatura, incluida su acta fundacional, para saber que estamos ante un fenómeno que usa la causa palestina como dinamita para una causa superior.
El terrorismo da para todo, pero también la democracia. Hasta sería clarividente -pero sin sorpresa de nadie- acuñar ya el término, por si nadie lo hizo todavía, de "terrorismo democrático".
ReplyDeletees así, fijate en el post de thugocracy, más abajo.
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