Es muy común ver publicidad de los distintos programas que buscan personas en Canadá para patrocinar un niño pobre, por lo general en África subsahariana, Asia y Latinoamérica, por aproximadamente un dólar por día. Las historias que muestran son realmente desgarradoras. Cientos de miles de niños huérfanos por el Sida en África, que sobreviven con el equivalente de unos dólares por mes.
Creo que este tipo de programas son muy válidos y tienen sentido en el corto plazo. Esas pobres personas necesitan ayuda ya mismo o se mueren de hambre y enfermedades perfectamente prevenibles. Además, por lo menos en teoría, al llegar directamente a la persona necesitada sin intermediarios estatales, podemos estar más seguros de que la ayuda no terminará financiando armas para el sátrapa local. Pero al mismo tiempo, no nos podemos quedar con meros paliativos temporarios.
Las soluciones a más largo plazo pasan por lo mismo que siempre. Mayor estabilidad y mayor libertad política y económica, entre otras cosas. Tema muy complicado, soy conciente de que es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Pero los países más ricos, sobre todo la Unión Europea, podrían empezar por abrir sus mercados al comercio internacional, especialmente de productos primarios, para dar una oportunidad a toda esta gente que quiere salir adelante.
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