Siempre pensé que la reforma de la Constitución de 1994 fue un enorme error que íbamos a pagar muy caro. En ese momento sostenía que en muy pocos años nos íbamos a dar cuenta de la necesidad de volver atrás con la mayoría de ellos, pero que iba a ser demasiado tarde.
Estoy convencido de que a pesar de que la actual es muy mala, no debemos tocar más la Constitución. Creo que el riesgo es demasiado grande y supera a los beneficios potenciales de una nueva reforma, aún si se trata de volver al texto original de 1853 - 60. En pocas palabras, creo que NO debemos tocar la Constitución por décadas. Idealmente nunca más.
Ahora veo con mucha preocupación que se empieza a hablar de una eventual reforma constitucional impulsada por el actual presidente. Aparentemente tienen razón los que sostienen que para saber cómo sigue todo esto no hay más que ver cómo fueron las gobernaciones de Kirchner en Santa Cruz cuando, entre otras cosas, reformó la constitución provincial para introducir la reelección indefinida. Creo que no es necesario extenderse demasiado sobre los riesgos que implica una reforma constitucional bajo la actual administración.
Es increíble, pero la Argentina es una extraordinaria máquina de destruir todo lo que se pone a nuestro alcance.
Una reforma constitucional se haría no solamente para permitir la reelección indefinida (en medio de todo, con la actual es cuestión de candidatearla a Cristina), sino lo que es más grave, para abrir una nueva caja de Pandora, que elimine lo que queda de liberal en la Constitución, ahuyente más aún las inversiones e introduzca nuevas y generosas dosis de socialismo, acorde con nuestras recientes amistades bolivarianas y caribeñas.
ReplyDeleteMás peligrosos que K son los que están detrás de K: los Verbitsky, los Bonasso, etcétera.
Para colmo, en una nueva reforma estarán haciendo cola para anotarse los clásicos como Lilita (que ya tuvo un rol importante en la reforma de 1994, como convencional constituyente), una de las vestales de la izquierda a quien está prohibido criticar, y una serie de constitucionalistas que, después de aburrirse con una Constitución liberal, hoy se pelean para mostrar cuán "progres" son.
Con Constitución o sin ella, mientras no les pongamos límites, estos muchachos van a hacer lo que quieran.
ReplyDelete¿Qué más da que tengan o no la Constitución a su favor, si lo mismo no la respetan?
Por más límites que la Constitución les ponga, si los ciudadanos no se los hacemos respetar, se los pasan por ya sabemos dónde...
El tema más que la Constitución (que todos deberíamos defender a rajatabla) es la pobrísima consciencia de los argentinos sobre sus derechos...
El tema creo que pasa por lo que dice Diego, que más da lo que dice la Constitución, si total la violan como les place. Encima, el organo encargado de velar por su supremacía a través de los casos concretos que le llegan, es controlado políticamente por los otros poderes, o directamente no se expide.
ReplyDeleteCreo, haciendo hincapié en lo que siempre remarca Luis, Argentina más que un cambio de Constitución necesita un cambio de conciencia, como se dio en los años tras la caida de Rosas. La mentalidad es algo que no se modifica con las 2/3 partes de la totalidad de los miembros, pero una vez lograda, te galvaniza en todos los aspectos de la vida diaria. Por eso revoluciones y reformas tuvimos muchas, pero mentalidad propensa al desarrollo y progreso, sólo en un corto lapso de tiempo.
La revolución del 55 sacó al peronismo del gobierno y retornó a una constitución muy parecida a la de 1853/60, pero desde ahí se la mancilló tanto o más que Perón.
Preferiría que se reforme la constitución en otras circunstancias, cuando apenas sea un detalle en adición a una sociedad mucho más encausada que la de hoy.
Creo que es un muy buen punto, Diego. De todos modos, y muy desde el llano, me parece que las leyes que no se cumplen en la Argentina, incluyendo a la Ley Suprema, son las que desentonan con los valores que predominan en nuestra sociedad.
ReplyDeletePor ejemplo, hablando de la Constitución de 1853 – 60, era rutinario que usáramos como papel higiénico a toda la sección de derechos y garantías de corte liberal (a comerciar, a circular, a ejercer la industria libremente, etc.) pero se cumplía a rajatabla, incluso bajo gobiernos de facto, el artículo 14 bis, de tendencia socialoide – populoide.
Vuelvo siempre a lo mismo, el problema de fondo son los valores que predominan en nuestra sociedad.
Si se hiciera una reforma constitucional socialistoide y, entre otras cosas, se determine que la propiedad privada no es inviolable ni sagrada, creo que mucha gente no se va a quedar quieta.
ReplyDeleteAhora que comienza prematuramente la campaña para las elecciones de 2007, no creo que lo de "reforma constitucional" pase del dicho al hecho. Y más aún cuando se aproximan los comicios.
Volviendo al tema del reconocimiento constitucional de la inviolabilidad de la propiedad, hasta la "intervencionista" constitución uruguaya (país con economía estatizada) contempla eso.
Luis, ¿Cuál es tu punto de vista sobre lo que dije? Pregunto para saber, nada más.
ReplyDeleteAndrés, mira, tal como están las cosas en Argentina en este momento, no tengo demasiada confianza en la capacidad de nuestra sociedad para evitar un proyecto como el que comentas.
ReplyDeleteSi al gobierno se le ocurre reformar la constitución en este momento, para adaptarla a su modelo de país, creo que conseguirían los votos en el Congreso para declarar la necesidad de la reforma. Después tendrían que llamar a elecciones a constituyentes y creo que en este momento arrasaría el kirchnerismo y sus aliados.
De manera que estarían en condiciones de hacer cualquier cosa con la constitución y las instituciones del país. Dios nos ayude.