Jorge Ávila es de los que sostienen que hace años que la Argentina perdió el privilegio de tener moneda propia, a fuerza de inflación crónica y por lo menos dos hiperinflaciones. Este economista adhiere a los que creen que el ex ministro Lasaña tuvo que anclar el dólar en una convertibilidad de hecho para zafar a duras penas de una nueva hiperinflación en 2002.
Paradójicamente, este solo hecho constituye la mayor admisión por parte de toda esta gente de lo acertada de la política económica de los 90 y del tremendo error que fue la devaluación y pesificación.
Lo que no me queda demasiado claro del todo es por qué Ávila y otros economistas ponen tanto énfasis en que las reservas del Banco Central alcancen para cubrir el circulante al tipo de cambio del momento. Si la patria devaluadora no dudó en destruir la convertibilidad establecida por ley de la nación, ¿acaso creen que llegado el caso la van a honrar ahora que no hay absolutamente nada que la garantice?
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