Hoy veo en Sine Metu este artículo de Jorge Oviedo en La Nación de hoy. Honestamente impresionante, la nueva vieja argentina, la de los milagros cotidianos:
El silencio es salud
Por Jorge Oviedo
La sensibilidad del actual gobierno ante las estadísticas termina por lograr que lo que no conviene a la Casa Rosada no se difunda. "Tengo un relevamiento que muestra que nadie quiere invertir a más de tres años", dice un especialista. "El clima se enrarece; cada vez más en los sondeos empresariales se agravan las críticas a la gestión pública", dice otro. "Aníbal Fernández llama en persona a los responsables de algunos sondeos cuando no son todo lo favorables al Gobierno que ellos esperan", dice otro.
Como nunca, los empresarios critican en off the record. El temor a las reprimendas o represalias del poder es muy grande. "El enorme problema es que ha desaparecido la oposición política y nadie puede pretender que sean los empresarios los que reemplacen a los políticos, que parece que en masa se pasaron al kirchnerismo. Es insólito, no hay oposición. Entonces, si uno hace la más mínima crítica se queda completamente desamparado; no tiene el respaldo de nadie", dice un empresario.
El Presidente podría usar un slogan de los tiempos del gobierno militar que tanto detesta, cuando la municipalidad porteña pedía que no se tocaran bocinazos ni se dejaran escapes libres diciendo: "El silencio es salud". Hoy podría decirse que muchos empresarios han descubierto que "el silencio es salud para los negocios".
Cuando se piden opiniones y se resguarda el anonimato de quien contesta se obtienen respuestas fuertemente críticas sobre la forma en que el Gobierno gestiona temas como la seguridad, la política de integración comercial, el aumento del precio de la carne y el retorno a la aplicación de la controvertida ley de abastecimiento.
El problema es entonces para quienes hacen esos trabajos, que terminan por temer que la actual administración embista contra ellos, acusándolos de "hacer operaciones políticas".
"Están manejando una caja descomunal y el gasto aumenta al mismo ritmo que lo hace la recaudación, es decir, a un ritmo fortísimo. El superávit provincial pasó a la historia. Buenos Aires entró ya en rojo y eso es muy difícil que lo compense el resto de las jurisdicciones. Hasta un economista oficialista como Eduardo Curia está preocupado por el resultado fiscal de los tres últimos meses, que tiene una tendencia peligrosa que además recalienta los precios. Pero nadie se anima a decirlo fuerte", señaló un consultor.
Con la economía creciendo a fuerte ritmo, casi nadie se anima a criticar. "Es increíble cómo se instaló la autocensura", reflexionó un empresario. En off, claro.
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