Apr 22, 2006

Envidia

Mario Vargas Llosa habla del arte y de lo que vendría a ser una especie de Instituto Di Tella de la década del 60 en Perú. Pero no me van a decir que desgraciadamente no aplica a toda la región y a otras actividades:

La envidia que el gigante despierta entre los pigmeos es perfectamente comprensible y, hasta cierto punto, legítima. ¿Cómo no odiarían a alguien que los hace conscientes de su propio fracaso, de su escaso vuelo, acaso de las injusticias que les cerraron a ellos las puertas y oportunidades de triunfar? Lo que nunca he acabado de entender es que la envidia haga presa también de quienes tienen talento y éxito. ¿Acaso el éxito de un artista impide el de otros? En el arte, como en la literatura, el éxito de un colega debe entusiasmarnos, porque un cuadro o un libro no es un producto manufacturado que al triunfar en el mercado derrota a sus competidores. Por el contrario: un objeto cultural crea adicción y aumenta el mercado, obra por la difusión y el éxito de los otros.

3 comments:

  1. No se si es tan envidiable Brazil eh...

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  2. Vargas Llosa está dolido porque este mal rato lo está pasando un amigo de él, aunque pienso que si no hubiera amistad de por medio, el gran escritor peruano igualmente denunciaría los ataques en contra de un ilustre pintor. Sin embargo, me sorprende que él se sorprenda: el mundo del arte siempre ha sido un nido de víboras. Ejemplos sobran: la poetisa chilena Gabriela Mistral era detestada por los otros escritores chilenos debido a que ganó el Nóbel de literatura y los dejó a todos por el suelo, según ellos. A Mistral le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura años después de ganar el Nóbel, y a regañadientes. Ahora todos se deshacen en alabanzas a Neruda en Chile (es de mal gusto señalar que existen demasiados indicios de que Neruda fue agente de la NKVD en España), pero cuando estaba vivo y vigente, los escritores chilenos, en general, no lo tragaban porque les hacía sombra. Lo mismo pasa hoy con Isabel Allende: vende mucho como para ser considerada en Chile. Todos estos personajes eran de izquierda. Todos los envidiosos, o una gran mayoría, también eran de izquierda. Estos no eran recelos políticos. Y eso en Chile, más chico que Perú y sin ningún poeta de calidad desde... bueno, desde Neruda, y sin ningún prosista de calidad desde Alberto Blest Gana, que murió en 1920. De los odios artísticos entre grandes y talentosos hay ejemplos como los de Byron y Wordsworth. Byron camufló sus celos de Wordsworth en discurso político (W era conservador), pero hay nada más que leerlo para ver que la política poco tiene que ver con la diatriba: Byron estaba simplemente muy inseguro de su arte y su talento. Inseguridad infundada, porque Byron es extraordinariamente bueno, muy superior a Shelley (su amigo y rival en más que lo literario) y más leído, desde principios del siglo 19, que Wordsworth. Fielding y Richardson se mordieron mutuamente ("Pamela" fue el detonante, pero los celos de Fielding tras el éxito de Richardson son inocultables), aunque hubo una especie de reconciliación, más que nada debido a que la inseguridad artística de Fielding fue calmada tras el arrollador éxito de su "Tom Jones." Podría seguir toda la noche; estudié literatura en la universidad, después de todo. Pero insisto que Vargas Llosa, o peca de ingenuo, o se hace el desentendido con respecto a una obvia, perenne realidad del mundo creativo: los celos y la envidia SIEMPRE han sido un ingrediente principal. Habiendo dicho eso, sigo creyendo que MVLl debería ganar el Nóbel de Literatura. El último que valió la pena fue V.S. Naipaul. Cada cierto tiempo la Academia sueca me sorprende gratamente con un acierto entre tanto bodrio. Tal vez el 2006 haya una buena sorpresa. Después dela vieja austríaca comunista sin un ápice de talento (de cuyo nombre no deseo acordarme) y de Harold Pinter (QEPD), es difícil caer más bajo.

    Sí, ya sé que pinter no se ha muerto, pero la esperanza es lo último que se pierde.

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  3. Sergio, comparto tu punto de vista, para la academia sueca es difícil caer más bajo. Pero de todos modos, lo de premio a Harold Pinter es medio too much hasta para ellos.

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