Primero se cargaron a la incipiente república y ahora se cargan lo que quedaba de las formas democráticas. Y a nadie se le mueve un pelo. Nadie dice absolutamente nada. Como en la Venezuela de Chávez y en la Bolivia de Morales, en la Argentina neopopulista absolutamente todo está para el manotazo. Solo es cuestión de decisión política.
Parecemos no entender que hoy es Patti y mañana cualquier otro. Por supuesto, seguramente después nos sorprenderemos por el “tinte decididamente autoritario” que están tomando las cosas.
Más desapasionadamente, no deja de sorprender la enorme vocación que tenemos por hacer mal las cosas. Es como si estuviéramos permanentemente reafirmando que esto de la modernidad, de hacer bien las cosas, de la racionalidad, de la normalidad no es para nosotros. Lo nuestro son los atajos, el pensamiento mágico, la revolución permanente. No nos interesan los beneficios de la victoria, estamos profundamente enamorados de la lucha.
Pero no se preocupen, esta vez seguro que sale bien.
Me pregunto si estas cosas pasan en paises institucionalmente más avanzados. Me parece que ni se mencionan, porque son disparates, productos de la imaginación que todo lo puede. Los viajes de gulliver, el viaje al centro de la tierra, la impugnación post-electoral (!) a Patti...
ReplyDeleteComo dicen los politólogos, hay una aspecto sustancial (o material) de la democracia -ese lo perdimos hace rato- y después uno formal, que tiene que ver con un mínimo de reglas (ej que no voten los muertos, o que los votos de los vivos cuenten) que han sentenciado unos fascinerosos. Unos dentro del recinto, y otros en los pasillos de L´UBA.
En fin Luisito, acá no votamos más que vos en Canada, así que si alguna vez te pinta volver para ejercer tus derechos políticos, mejor naturalizate donde los respeten.
María Inés, me sacaste las palabras de la boca.
ReplyDeleteMarcos, Te lo digo en serio, no se puede creer. En lo personal, no me imaginaba estas cosas ni en el peor de los escenarios que manejaba antes de irme.
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