Mariano Grondona sostiene en su columna de La Nación de hoy que la Argentina no ha resuelto la cuestión militar. Creo que no es correcto. La cuestión militar había dejado de ser una cuestión en nuestra sociedad. Lo vuelve a ser ahora, por la política explícita de revanchismo, odio, resentimiento y rencor desenfrenado de este gobierno. Fue el gobierno de Kirchner el que se empeñó por reabrir las viejas heridas buscando un absurdo rédito político en el ánimo revanchista de pegarle al que no se puede defender de tantos argentinos. Si no hubiera sido por este tema, seguramente sería por algún otro.
A 30 años de estos hechos desgraciados, seguimos discutiendo los mismos temas en los mismos términos. Hay mucha gente que está convencida de que todo esto es gratis. Me temo que estas cosas se pagan, más temprano que tarde. Insisto con lo mismo, cómo se vuelve de todo esto:
No bien llegó a la presidencia en 2003, Kirchner demostró que la fórmula que parecían haber encontrado sus antecesores no era definitiva. En su primer día de gobierno, descabezó la cúpula de las tres Fuerzas Armadas, enviando a retiro a decenas de altos oficiales pese a sus credenciales. Luego, creó un museo de la "media memoria" de los horrores militares, pero no de los horrores terroristas de los años setenta. Cuando ordenó al nuevo jefe del Ejército, el general Bendini, descolgar cuadros de antiguos jefes del Colegio Militar cual si fuera un ordenanza y cuando éste aceptó solícito el encargo, infiriendo al Ejército la peor de las humillaciones, se confirmó el nuevo designio, no ya de reintegrar a las Fuerzas Armadas a la democracia, sino de vengarse de ellas. Es que a los Montoneros armados derrotados cruelmente en los años setenta habían venido a reemplazarlos los Montoneros desarmados , para los cuales la cuenta de los años setenta aún no se había saldado.
Cuando Kirchner nombró al frente del Ministerio de Defensa a la ex esposa de Abal Medina, un propósito todavía más audaz quedó a la vista, porque la meta de la ministra Garré ya no parecía ser sólo humillar a las Fuerzas Armadas, sino volverlas, además, "venezolanas", convirtiéndolas en la rama militar del kirchnerismo.
Comentario de Pablo:
ReplyDeleteLa verdad es que Grondona no me termina de convencer. Tuvo una etapa "progre" durante el gobierno de Alfonsín que le siguió durante Menem. Luego, con la caída de audiencia fue cambiando y adoptando su perfil tradicional. No olvidemos que no sólo apoyó la Revolución LIbertadora, sino que fue un escriba a las órdenes de. Con esto no digo que sea bueno o malo. La gente puede y debe cambiar de ideas en función de su crecimiento vegetativo e intelectual. Pero existen algunos principios y valores, que son inalterables.
Discrepo con Grondona en algunos puntos.
El inicio de la campaña antimilitar, en realidad la comenzó Alfonsín. Él y solo él armó el escenario y dio la patada inicial del partido Anti Fuerzas Armadas y Seguridad que aún se juega. Fue el artífice de que se iniciara el Juicio por la Verdad y se juzgaran los hechos A PARTIR del 24 de marzo de 1976. Todo lo anterior no existió. Esto tenía un motivo muy claro que era no pelearse con los peronistas de entonces y no tener frentes abiertos en simultáneo. Además, como en el Congreso, donde él participaba como diputado, habían aprobado cosas que favorecieron al accionar guerrillero, era mejor no decir nada. No nos olvidemos que él fue abogado defensor de Santucho, jefe del ERP.
El otro aspecto sumamente importante, fue sacar a los militares de sus jueces naturales y juzgar hechos de guerra en los juzgados civiles. Esto es algo único en la historia universal.
Con estos dos pilares más que importantes, se construyó lo que hoy tenemos.
Se dice lo que se quiere decir, sin tener presente la realidad y ésta indica que más allá de algunos excesos que nunca se debieron cometer (como la desaparición de personas o torturas), un gobierno democrático, autorizó y ejecutó un plan para derrotar a la guerrilla de entonces, que tenían organización militar, grados militares (en algunos casos uniforme) revistas, periódicos y bandera propia. Todo se realizó teniendo en cuenta reglamentos y manuales (de carácter confidencial y secretos) pero aprobados por gobiernos democráticos, en vigor hasta el propio gobierno de Menem.
Nos guste o no, la historia es una sola y es la que nos brindó la década de los ´70. Y hasta que no se hable claro y se diga TODO, absolutamente todo, no podremos cerrar las heridas.
Lamentablemente hoy, tenemos un grupo minoritario de gente, en su mayoría ex guerrilleros Montoneros y del ERP (¿nadie se preguntó porqué habiendo tanto desaparecido o muerto esta gente está viva para destilar su odio y ocultar su pasado?) que buscan venganza y están arrastrando a toda la sociedad a un barranco sin salida.
No se trata de la Democracia. Porque, con la Democracia no se educa, no se come o se cierran heridas. La Democracia es una forma de gobierno, no un estilo de vida. El estilo de vida, es otra cosa. El estilo de vida es ser occidental y cristiano. Somos occidentales, pero lamentablemente, tenemos un DEBE gigante en ser cristianos.
Debemos cerrar heridas sin olvidar el pasado. Lo ha hecho Sudáfrica que sufrió mucho más que nosotros y no por problemas ideológicos, sino por un problema de color de piel. Lo hicieron los franceses con los alemanes, quienes durante siglos se mataron por caprichos inexplicables. Lo hicieron los chilenos, los uruguayos, los brasileros, en fin, lo hicieron aquellos países que comprendieron que no debían hipotecar el futuro de las nuevas generaciones por errores pasados.
Mientras sigamos en esta línea y pisoteando el Estado de Derecho, no tenemos futuro. Moreno, un visionario, seguramente estaba mirnado nuestra realidad cuando dijo hace algunos siglos atrás "¡Ay Patria Mía!"