Jun 17, 2006

Todas las semanas es posible leer en los diarios sobre los records extraordinarios de la “Nueva Argentina”. Uno de los que más me llama la atención es el del “boom” de la construcción. Por eso me parece especialmente interesante esta entrevista a Luis Ramos, presidente de L. J. Ramos Brokers Inmobiliarios, en el site de Roberto Cachanosky. Los números son escalofriantes.

Pero creo que la satisfacción de mucha gente pasa por el hecho de que la negrada vuelve a estar en su lugar. Como debe ser, como fue siempre en Argentina. En la “Nueva Argentina”, los únicos que se pueden comprar una vivienda son la GCU, la gloriosa Gente Como Uno, y los que tienen un algún conocido en algún banco público que les pueda otorgar un crédito:

- Todos construyen.

- Sí. Es que cuando se vino todo este debacle famoso –del que no hay nada para explicar porque lo tenemos fresquito y porque se resume con sólo decir que nos robaron de todo – muchos de los que pudieron rescatar algo de eso lo único que hicieron fue proteger su inversión a través de un ladrillo, porque se habían acabado (y se acabaron) los bonos, las acciones, los depósitos en plazos fijos, etcétera. La gente huyó despavorida. Y, entonces, ¿qué hizo? Bueno, resguardar la poca plata que tenía metiéndose en estos emprendimientos, en edificios al pozo, entre otras opciones.

Siempre la construcción ha sido un muy buen negocio, pero -hoy por hoy- empieza a funcionar un poco la ley de la oferta y la demanda. La oferta está saturada y no hay consumidores finales. ¿Por qué? Porque la capacidad de ahorro de una persona hoy no alcanza para comprar un inmueble. Antes de la devaluación, una persona podía comprar 75 metros cuadrados. Hoy, le alcanza para 4 metros cuadrados. Imagínese el salto que tiene ahora. O sea, ¿cómo va a hacer hoy esa misma persona para acceder a un crédito y poder comprar algo? Con su capacidad de ahorro a lo mejor se puede comprar 16 metros. Y en esas dimensiones es bastante difícil que pueda vivir. Ni hablar si quiere que con él viva su familia o sus hijos.

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