Álvaro Vargas Llosa sostiene que, al igual que tantas otras regiones pobres y atrasadas, el mundo musulmán debe dejar de lado para siempre la mentalidad de víctima que los paraliza si quiere algún día alcanzar a Estados Unidos y Europa (e Israel):
El mundo musulmán abriga un profundo resentimiento por la pérdida de la supremacía de la que alguna vez gozó. En lugar de extraer las lecciones acertadas de su decadencia, deja que los líderes políticos y religiosos inventen excusas para justificar ese declive. A menos que los musulmanes conjuren el embrujo cocinado por estos dirigentes, la sociedad civil permanecerá sofocada bajo la confrontación entre las dictaduras anacrónicas y el islamismo, la ideología fraudulenta que ha alejado al Islam de su antigua tradición de libertad y tolerancia, y que promete peores formas de despotismo.
Eso es cierto, los musulmanes se dejan influenciar mucho por los políticos y religiosos integristas, verdaderos culpables de trastornar el sentido del islam, en esencia una religión pacífica.
ReplyDeleteSergio, vos me has dado verdaderas lecciones sobre la edad media y posiblemente me des más, pero algunas cosas todavía no me cierran. ¿No fueron los musulmanes los que tradujeron a Aristóteles, antes que los glosadores? ¿No fueron los que construyeron la biblioteca de Alejandría? ¿No introducen la Medicina como profesión? Los musulmanes fueron el centro que asimiló el progreso de otras civilizaciones (algunas de ellas extintas), como la griega, sasánida, india, enlazando además con China y el Africa negra. Hay mucha tela para cortar, pero el dato que más resalta es que en pleno de la edad oscura en Europa, los musulmanes continuaban, por via del comercio, las artes y la ciencia, el progreso de la humanidad. De acuerdo a la actualidad, dificilmente se podría leer a los abasies o a los omeyas como progresistas, pero para la época, es lo que eran. Cuando toca analizar la esclavitud, era moneda corriente en el mundo, y tanto en europa (servidumbre) como en el islam (dhimmies, maulas) se crearon castas que morigeraran tan brutal modalidad.
ReplyDeleteEn las aulas de las escuelas se enseña que la historia hizo un paréntesis entre la caída del imperio romano y el renacimiento, como si nada allí hubiera ocurrido. Probablemente descriptivo para Europa, no es lo que sucedió en otros lugares, donde la historia continuó, esta vez sin protagonismo de Europa.
Será que el panorama es tan diverso por la creciente descentralización en todo el mundo árabe, al que no me atrevería a llamar confederación, pero que a raiz de ciertas reorganizaciones -en gran medida dinásticas-, algunas regiones ganan en autonomía (como Al-Andalus, tambien disgregado en taifas posteriormente). La primera era del califato (omeya) es el que más está marcada a sangre y fuego. Aparentemente recién con la conquista del Mahgreb (y con las dificultades que tuvieron para lograrla, además de las distancias cada vez mayores), con los abasíes se flexibiliza la política centralista y hegemónica anterior. Allí es donde encontramos los matices que anulan toda generalización: ni brutal conquista (aunque este componente nunca se fue), ni tampoco centro mundial de tolerancia.
ReplyDeleteCreo que la tolerancia, en nuestro concepto actual, tuvo sus primeros trazos en el commonwealth polaco-lituano (ahora sí, confederación), pero imagino que esta tesis sería resistida por etnocentristas que no pudiendo admitir irradiación positiva alguna de los árabes, tampoco lo reconocerían por parte de eslavos.