¿Por qué?

Vicente Massot nos explica por qué, a pesar de todo, Kirchner gana las elecciones. Insisto, en teoría por lo menos, mientras haya para repartir, la cosa aguanta:

Si el 20% de la población —que incluye a casi 8 millones de personas cuyos ingresos mensuales apenas superan los $80— vive con menos de tres pesos diarios; si la brecha de ingresos entre el 10% más rico del país y el 10% más pobre se ha incrementado y se ubica en 36,5 veces; si el crecimiento de las villas miseria ha sido verdaderamente explosivo en el área metropolitana y otros lugares del interior y si, de resultas de lo expuesto, la inequidad social es flagrante, ¿cómo explicar la alta imagen positiva del presidente Kirchner y la considerable intención de voto suya y, en menor medida, de su mujer? Palabra más, palabra menos, ésta fue la pregunta que alguien me hizo días pasados en una conferencia sobre la situación política actual, que me invitaron a dar. Si traigo el tema a colación es porque considero que la inquietud de mi ocasional oyente es común a muchos lectores y tiene una innegable actualidad.

----

Sospecho que Kirchner, como cualquier político con olfato, sabe dónde apuntar. Esto no significa que el llamado modelo K sea el mejor o a prueba de balas. Supone tan solo que, mientras funcione, el gobierno podrá hacer cualquier cosa, hasta las más escandalosas, sin demasiados riesgos que correr. Una encuesta dada a conocer hace unos días demuestra lo dicho: si alguien considerase que el avance sobre el legislativo del presidente; los agravios enderezados a la prensa opositora; las arremetidas contra los militares y la estrategia permanente de confrontación, resultan censuradas por la mayoría de los argentinos, se equivocaría de medio a medio.