En la Argentina neopopulista, el gobierno y, lo que es infinitamente más preocupante, amplios sectores de la sociedad están convencidos de que es perfectamente posible generar riqueza por decreto. Para sumarnos al mundo desarrollado sólo hace falta voluntad política. Es decir, un gobierno de machos que las tenga bien puestas y no tenga miedo de hacer lo que hace falta hacer para lograrlo.
Roberto Cachanosky explica una de las últimas andanzas voluntaristas del glorioso gobierno del Néstor. Pero no se preocupen, esta vez seguro que sale bien:
De acuerdo a la información que brindaron los medios de comunicación, el presidente Néstor Kirchner dispone de una buena cantidad de propiedades inmuebles que, seguramente, tendrá alquiladas y le generarán una renta nada despreciable. Posiblemente, al conocer cómo se mueve el mercado de los alquileres, Kirchner advirtió que cualquier intervención en el mercado hubiese sido nefasta para los inquilinos y, por supuesto, para los propietarios. El dato relevante es que, si tiene propiedades en alquiler, Kirchner sabe perfectamente que cualquier control que se establezca en este mercado termina perjudicando, fundamentalmente, a los inquilinos.
La buena nueva es que, al menos por ahora, el Gobierno decidió no regular este sector de la economía. Mientras tanto, la noticia para analizar es el anuncio de la flexibilización de los requisitos que deben cumplir los bancos para otorgar créditos hipotecarios. El Gobierno piensa que aumentando el porcentaje de financiación y haciendo más flexibles las exigencias a los potenciales compradores, el crédito hipotecario va a ser accesible a un amplio sector de la sociedad que hoy no tiene más remedio que alquilar una vivienda.
La gran duda sobre la supuesta efectividad de las medidas anunciadas es si las cuotas por un crédito hipotecario pueden llegar a bajar lo suficiente, hasta ubicarse en niveles cercanos al valor actual de un alquiler.
El primer tema a considerar es que el precio del metro cuadrado construido ha aumentado tanto que el monto a pedir prestado para comprar una vivienda, si es que el comprador quiere financiar el 90 o el 100% de la compra, determina que, de entrada, la cuota a pagar sea alta.
Sin embargo, tal vez éste no sea el problema fundamental. El mayor obstáculo que le veo a la propuesta del Gobierno es el mecanismo de financiamiento.
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