Roberto Cachanosky sigue empeñado en tratar de explicar lo que a esta altura del partido ya debería caer de maduro en la Argentina productivista. La base de este modelo son los salarios bajos en dólares. Es decir, ser cada día más pobres. Pero no se preocupen, hemos recuperado la Dignidad:
¿Por qué causa suben los alquileres si la construcción de edificios para vivienda crece en forma acelerada? ¿Cómo puede ser que, ante tantos nuevos edificios, la nueva oferta no alcance para contener la suba en los alquileres?
Dado que la tasa de crecimiento de la población sigue siendo tan baja como siempre y tampoco tenemos una ola inmigratoria gigante, es evidente que la respuesta no la vamos a encontrar por este lado.
El primer gran problema que se presenta es que casi todos los nuevos edificios que se construyen apuntan a sectores de ingresos medios-altos. Con precios promedio que no bajan de los U$S 1.200 por metro cuadrado e ingresos en dólares que, en el mejor de los casos, pueden estar en los U$S 300 a U$S 400 por mes, es evidente que no son tantas las familias que pueden convalidar esos precios por metro cuadrado construido, porque con esos U$s 300 o U$S 400 mensuales la gente tiene que comer, viajar, vestirse, pagar la educación de sus hijos, entre otras múltiples cuestiones. En definitiva, la gran disparidad entre el precio del metro cuadrado construido y los salarios en dólares no hace más que reflejar la brutal concentración del ingreso que produce este modelo económico. Queda en evidencia, entonces, que la Argentina no se limita a Puerto Madero, Palermo Soho o la Recoleta, donde se construye intensamente. En primer lugar, entonces, la nueva oferta de vivienda apunta a los sectores de ingresos altos porque el modelo económico en marcha se basa en salarios muy bajos. La oferta trabaja para los sectores que pueden demandar. Si hacía falta un ejemplo de lo regresivo de este modelo económico, el tema alquileres lo ha confirmado.
El segundo elemento a considerar es que en los 90 el crédito hipotecario era lo suficientemente abundante como para que la gente pudiera pagar una cuota hipotecaria que era equivalente al precio de un alquiler. La opción alquiler versus cuota hipotecaria era claramente favorable a esta última alternativa. Por lo tanto, en los 90 disminuyó la demanda de propiedades para alquilar y el precio de los alquileres era bajo y la oferta, amplia.
Hoy, la oferta de créditos hipotecarios es escasa. Además, son muy pocos los que califican para acceder a un crédito hipotecario, dado que la relación ingreso/cuota hace que muchos no estén en condiciones de pagar una cuota hipotecaria. El resultado es que gente que antes podía comprar ahora tiene que alquilar y, en consecuencia, el precio de los alquileres sube. La demanda de propiedades en alquiler subió en forma explosiva dada la imposibilidad de la mayoría de la gente de poder comprar. Y como la oferta sólo crece para abastecer la demanda de los sectores de ingresos altos, surge el problema que hoy lo tiene tan ocupado a Guillermo Moreno. El “modelo productivo” ha creado las condiciones para que la inmensa mayoría de la población quede marginada de tener su vivienda propia.
Si con un DNU eliminamos el Veraz, muchos calificarían para un crédito.
ReplyDelete¿Cristina lee este blog?
Sería interesante hacerle llegar la inquietud.
Hace 12 años, una empleada mía sacó una licuadora a crédito, y yo fui su garantía. Ella finalmente no pagó, entonces lo hice yo. No obstante, sigo roja en el Veraz. No pienso gastar un peso en modificar eso, y como afortunadamente no necesito créditos... pero como yo hay miles.
Ahora bien, siempre se construye para los sectores medios-medio/altos. Para los pobres, que De Vido o el que esté de turno se ocupe, con una suculemta comisión, obvio.
No confundir.
Los privados invierten con sus ahorros, el gobierno con los impuestos.