Los fuertes hacen lo que pueden, los débiles hacen lo que deben.
Muy buen post en lo de Jorge Ávila sobre la esquizofrenia de la “política” exterior de la Argentina neopopulista:
La política económica empieza por la política exterior. Dos ejemplos recientes corroboran este aserto.
En septiembre de 1989, el ex presidente Menem, en la cumbre de países no alineados que se reunió en Belgrado, declaró: “Asistimos a un mundo distinto, inimaginable tiempo atrás. La política de bloques es algo definitivamente del pasado”. En 1991, el canciller Di Tella pidió la desafiliación del grupo, alegando que éste había rechazado propuestas presentadas sobre libertad de mercado y apertura democrática en varios países. En el ínterin, Argentina había mandado dos naves a la guerra del Golfo en calidad de apoyo logístico, como una muestra de buena voluntad hacia EEUU y en el marco de una resolución de las Naciones Unidas. Se fue abriendo paso así una política de franco entendimiento con aquel país y se fortaleció un proceso de privatizaciones, desregulaciones y estabilización macroeconómica.
En su primera entrevista con el presidente Bush en el Salón Oval, el presidente Kirchner, mientras apoyaba su mano derecha sobre la rodilla del norteamericano, le pidió que no se preocupara por la aproximación del gobierno argentino a Chávez pues no era de carácter ideológico sino táctico; tan solo una forma astuta de moderar desde adentro al venezolano. ¿Qué impresión puede haber dejado en Bush la confidencia de Kirchner? ¿Creería Ud. en la palabra de un aliado que se pasea con el enemigo con la excusa de acercárselo? Kirchner debe haberle dejado la impresión de un gobernante entre pueril y poco confiable. Luego vendrían el ataque piquetero a Shell, la contra-cumbre de Mar del Plata, la incorporación de Venezuela al Mercosur, el control de precios generalizado, el cierre de las exportaciones de carne y el virtual aislamiento internacional del país.
Tucídides, el historiador griego que vivió hace más de 2000 años, escribió que los fuertes hacen lo que pueden, no lo que quieren, sólo lo que pueden, en tanto que los débiles hacen lo que deben. Durante el siglo XX la dirigencia argentina no valoró la sabiduría de esta frase. El presidente Kirchner la valora menos todavía. Han creído que Argentina es un país grande y fuerte porque un viaje en auto desde Buenos Aires a Bariloche lleva un día y medio. Cuando el punto de referencia es otro: nuestro país representa apenas un 0.5% del PBI mundial, un 0.3% de las exportaciones mundiales y un porcentaje intermedio del ahorro mundial. En la visión práctica de los gobernantes e inversores del mundo, Argentina es poco más que Uruguay. Ambos países corren el riesgo de perderse en un redondeo estadístico. En consecuencia, nuestra política exterior debería parecerse más a la uruguaya, que es realista y humilde. Hasta que acumule la reputación de una nación que sabe cumplir pactos y contratos, en sus relaciones exteriores Argentina debería hacer lo que debe.
Excelente artículo.
ReplyDeleteMe recuerda lo que decía Escudé:
"En el sistema interestatal intervienen tres tipos cualitativamente diferentes de Estados:
(1) Estados muy poderosos que fijan las reglas del juego,
(2) Estados que juegan según las reglas establecidas por los poderosos, y
(3) Estados rebeldes que no aceptan estas reglas, confrontando con los poderosos a gran costo para sus ciudadanías, pero sin el poder necesario para alterar las reglas de juego contra las que se rebelan."
Desafortunadamente, hoy estamos nuevamente en tristemente célebre categoría 3.