Como decía hace unos días, la Argentina sigue ocupando el centro de la escena internacional. La gente hace cola para invertir.
El jueves hubo una presentación de Argentina, Brasil y México en un hotel de Montreal, organizada por la Cámara de Comercio de esa ciudad. El objetivo era exponer sobre las oportunidades de negocios en el área del cuidado de la salud en esos países de Latinoamérica. Los representantes de Brasil y México fueron muy profesionales, los portavoces hablaban perfecto inglés y contaban con muy buenos equipos de apoyo.
El representante de Argentina era un señor mayor, aparentemente un investigador del CONICET. Muy probablemente lo mandaron porque hablaba francés. O era amigo de alguien. El problema surgió cuando empezó la sesión de preguntas. Este señor no hablaba inglés y no entendía lo que le decían. Como el resto del equipo casi no manejaba ni el francés ni el inglés, la cosa era sinceramente patética. La impresión general fue de una deplorable falta de profesionalismo y preparación. Era muy obvio que se trataba de gente que no manejaba los temas en cuestión y tocaban muy de oído. Campeaba la improvisación y el amateurismo.
El banco de desarrollo de Canadá tiene una calificación del riesgo de los países de la región para otorgar las garantías a los exportadores. Es muy triste, pero en este momento, la Argentina tiene el mismo nivel de riesgo que Venezuela y la mayoría de los países de Centroamérica (riesgo elevado, en color rojo en el mapita que distribuían). Chile y México tienen riesgo leve, son investment grade, y Brasil, Perú y los demás países del área tienen riesgo medio.
Como de costumbre, lo más jugoso de estos eventos es lo que se comenta en privado. Todo el mundo reconoce que las coimas son la regla general insalvable para “hacer negocios” con el sector público en la región. Sobre Brasil: la crema del negocio es concentrarse en vender productos y servicios muy sofisticados, de alta tecnología, para el consumo de los aproximadamente 40 millones de brasileros que viven como en Bélgica.
El consenso parece ser que la Argentina no existe más como mercado para este tipo de productos. La participación de la delegación argenta era más una formalidad que la presentación de verdaderas oportunidades de negocios. Mucha gente repetía que después de la devaluación desapareció la clase media y la población no tiene poder de consumo. Muy triste.
Experiencias como la que vos viviste son más ilustrativas que mil libros, tablas, ensayos e informes. Qué pena!
ReplyDeleteQuedate tranquilo con el tema del ingles Luis,ahora Filmus dijo que se dara prioridad a la enseñanza de otras lenguas.
ReplyDeleteEn otras palabras, se le dara prioridad a algo de lo cual el resto del mundo se entero hace 30 años.
Siempre me avergonzo la incapacidad de nuestra clase dirigente para dominar otros idiomas.Las unicas figuras publicas que escuche alguna vez hablar ingles fueron Cavallo Y Mariano Grondona. Y los dos hablan ingles "apache".
Ahh, la reina sabe decir "too much" y Carrio y Bullrich toman clases de ingles. En fin, mas vale tarde que nunca.
Más que el idioma es el espíritu general de chantada que nos suele acompañar casi permanentemente. Esa actitud de “yo a esta la hago de taquito”, no tengo que preparar nada, me los como crudos a estos giles de Canadá. Que yo me acuerde, en la única época en que quedó un poco de lado fue durante los 90.
ReplyDeleteEn fin, es MUY doloroso ver el triste papel que hace el país en el plano internacional. Todo ese verso patético de que está todo fantástico, nunca mejor y que ya estamos de vuelta es pura y exclusivamente para consumo interno, para la perrada que los mira embobados por tevé.