Sep 23, 2006

Lo barato sale caro


Como les comentaba en otro post, hace unos días estuve en una presentación del servicio de policía local, la policía municipal de esta ciudad. Muy interesante realmente, desde varios puntos de vista.

Desde el principio la intención clara fue la de distender la situación, sobre todo teniendo en cuenta la imagen de la policía en muchos países del tercer mundo. Muchas bromas, muchos chistes y aclaraciones de que la policía en Canadá, en ninguno de los tres niveles de gobierno, es una policía ni militar, ni política, ni secreta, sino una policía de servicio a la comunidad.

El oficial de policía que tuvo a cargo la presentación no se cansó de repetir que los policías no son visitadores sociales, ni médicos, ni enfermeros pero que su principal función es la de servir al público, que son sus empleadores. Según nos dijo, el 80% de sus actividades son de servicio a la comunidad. Sólo el 20% se relaciona a la lucha contra el crimen. Su lema es “servir, prevenir, proteger”. Muy parecido al clásico “to serve and to protect” de tantas policías de EEUU.

A fines de los 60 se inició un proceso de profesionalización de las fuerzas de seguridad de la provincia y se creó la escuela provincial de policía. Para empezar como agente de patrulla en cualquier policía municipal o en la provincial, los candidatos hacen dos años y medio de técnicas policiales en algún CEGEP de la provincia, una especie de preuniversitario, y después son 6 meses en la escuela de policía. A partir de ahí vienen los cursos de especialización. Por supuesto, para los cargos más altos hace falta un titulo (o títulos) universitarios. Por ejemplo, el señor de la presentación tenía un diploma en administración y otro en criminología.

Las fuerzas de seguridad en cada país tienen el rol que la sociedad les ha asignado como tales. El contraste con la situación de la policía en Argentina es muy marcado. Si bien es cierto que no existen soluciones mágicas para el problema del crimen, creo que es absolutamente central contar con fuerzas de seguridad lo más profesionales posibles. El principal activo de cualquier organización es su gente. Estoy convencido de que Argentina debería encarar un proceso de profesionalización de todas las fuerzas de seguridad cuanto antes, similar al que se comenzó a llevar a cabo en las fuerzas armadas en los 90.

Siempre hay excepciones muy honrosas, pero por lo general el nivel del policía promedio en nuestro país es lamentable. Existen provincias en que las exigencias de ingreso a la fuerza no contemplan ni la escuela secundaria aprobada. En la mayoría de los casos, el reclutamiento se realiza entre los sectores menos preparados y menos competitivos de la sociedad. Salvo muy contadas excepciones, donde la vocación se impone sobre otras consideraciones, ningún joven de clase media contemplaría seriamente una carrera en la lucha contra el crimen. Si lo hiciera, creo que sus padres tendrían sendos ataques cardíacos. Es dramático, pero creo que no exagero cuando digo que para muchos candidatos, la opción es dedicarse al crimen o ingresar a la policía local.

La formación es prácticamente nula, la mayoría de las escuelas de policía provinciales son poco más que escuelas primarias, en el mejor de los casos, donde debido al muy pobre nivel de los aspirantes, muchas veces se debe comenzar por enseñarles a leer y escribir.

Por supuesto que para elevar el nivel de exigencia de ingreso y para atraer mejores candidatos es necesario pagar salarios más competitivos. Si como sociedad decidimos que es necesario contar con policías profesionales les debemos pagar, tratar, formar y equipar como tales.

Creo que, dadas las circunstancias, lamentablemente nadie puede sorprenderse de los resultados que obtenemos con nuestra policía.

En fin, largo de charlar.

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