El discurso oficial en Québec es el de un progresismo exacerbado. Dicho mal y pronto, en gran medida la sociedad local se las da de superados, de evolucionados, de vanguardia. La provincia se jacta de ser la más “avanzada” de Canadá (ni que hablar ¡por favor! de los barbáricos y atrasados vecinos del sur) en muchas áreas típicamente progresistas, como “la tolerancia por las minorías sexuales”, por “las manifestaciones de la sexualidad humana”, el matrimonio de parejas del mismo sexo, el aborto, la igualdad de los sexos, el laicismo, la reivindicación del rol del estado en la economía y demás.
En muchos casos, se trata de diferencias culturales genuinas. En muchos otros, la sobreactuación es evidente, un intento por compensar el atraso relativo de esta región durante décadas. Hasta la década del 60, Québec era la región más pobre y atrasada de América del Norte.
Al mismo tiempo, en esta sociedad existen severas restricciones a la libertad individual. Tal vez la más notoria sea la relacionada al idioma. Por ejemplo, una persona que vive en Québec no puede elegir en qué idioma van a estudiar sus hijos en la escuela, o en qué idioma va a manejar sus negocios, hacer publicidad, o realizar las comunicaciones internas en su empresa.
Si bien es cierto que las cosas se han calmado desde el punto más caliente, allá por los 70, cuando había gente que fue presa por el grave delito de poner un cartel de “auto en venta” en inglés, la situación sigue siendo muy restrictiva.
¿Es posible ser progresista en lo social y al mismo tiempo conservador – nacionalista en lo cultural?
No sólo es posible. Es la forma mas común de progresía. Los franceses protegen su idioma y cultura de la misma forma, los suecos, los alemanes, los argentinos pagina12 anti-globalización. Todo sea por mantener al yanqui y su ignorante cultura lejos de nuestra ilustrada población.
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