Ahora vienen los análisis de la derrota del oficialismo ayer en Misiones. Más allá de mi enorme alivio por ver que todavía queda algo de capacidad de reacción en nuestra sociedad, me pregunto cuál es la verdadera trascendencia de todo esto. ¿Se puede hablar de “principio del fin” de la autocracia kirchnerista? ¿Podemos entusiasmarnos pensando que la oposición se organizaría a nivel nacional siguiendo el modelo de Misiones? ¿El resultado de esta elección, afecta realmente la imagen del gobierno, le resta poder, lo hizo descender en su caudal de votos?
Puedo entender el entusiasmo de mucha gente, pero creo que es apresurado salir a decir estas cosas. Una cosa es un arco opositor formado y legitimado por oponerse a una serie de barbaridades institucionales y políticas y otra muy distinta es una oposición encolumnada detrás de un proyecto común. Ponernos de acuerdo en lo que no queremos es menos conflictivo que tratar de ponernos de acuerdo en lo que queremos.
Este es el punto de vista de Jorge Asís:
Sin las salpicaduras del triunfalismo, pero sin mayor recogimiento, habrá que aceptar cierta Verdad a rebelarse.
Que ayer, en Misiones, el Cardenal Bergoglio le picó el boleto a Kirchner.
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