Roberto Cachanosky, con la misma mala onda de siempre, se pregunta si el “modelito productivista” es realmente sostenible mientras dure el superávit fiscal. Yo personalmente creo que la cosa aguanta mientras haya para repartir y comprar voluntades. Se va a complicar cuando no quede más remedio que reingresar a la realidad:
Todo esto viene a cuento porque ahora el nuevo caballito de batalla que escucho es que mientras haya superávit fiscal la economía va a seguir funcionando. ¡Todo se soluciona con el superávit fiscal! ¿Es así?
En primer lugar, para el crecimiento económico no sólo es relevante el equilibrio de las cuentas públicas, sino también el monto y la calidad del gasto público. La asignación eficiente de los recursos productivos hace al crecimiento económico. Y el gasto público se ha disparado durante la gestión Kirchner. Este hecho produce un fenomenal despilfarro de recursos que obliga al presidente a dos cosas: a) mantener un sistema tributario distorsivo y b) aplicar dosis crecientes de inflación para sostener elevado el tipo de cambio y poder aplicar el impuesto a las exportaciones. A su vez, el punto b) lo lleva a recurrir a controles de precios, aprietes a las empresas, amenazas y demás mecanismos de presión para evitar que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) refleje la realidad inflacionaria argentina. Podría decir que los controles de precios actuales para tapar la realidad inflacionaria son lo que fue el blindaje para tapar la ausencia de reformas estructurales.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.