Nov 3, 2006

Nombrar Tucumán


Me encantó el artículo sobre Tucumán de Guigui Flores, mi profesora, en La Gaceta de hoy. Iba a decir ex profesora, pero once a teacher, always a teacher:

Y... ¿con qué se vincula el nombre “Tucumán”? Recorramos algunos textos dispersos, no para cronicar la evolución del término, tarea cuya necesaria enjundia dejo a los historiadores, sino para atisbar lo que la palabra “Tucumán” ha sido capaz de evocar.

El Inca Garcilaso, mestizo notable de memoriosa pluma, dejó sus Crónicas reales para que la historia del Incario no se perdiera bajo los aceros con que la gente de su padre sometió a la gente de su madre. ¿Qué le sugeriría el nombre Tucma, región tan al sur de su Cusco natal? ¿Qué barbarie imaginaría en comarcas sin ley del Inca, aunque sus gentes mostraran cierta conciencia política al enviar regalos al gran conquistador Viracocha? Pablo Rojas Paz dice que Tucumán querría decir “hasta aquí nomás”, o sea, el límite sur del imperio inca. No hay certeza: Nicolás Avellaneda dedujo que Tucumán significaba “cabeza luminosa” y Paul Groussac sugirió “país del algodón”. Se habló de un cacique, Tucma, o de los “tucus”, luciérnagas que pueblan la noche subtropical. Perdido su origen, el término comparte su raíz nativa con sólo siete de las veinticuatro provincias argentinas.

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