Como ya comenté varias veces por acá, resulta que durante todos los 90, cuando estábamos mal, la Argentina tuvo superávit comercial con Brasil. Ahora que estamos bien, en la Argentina del trabajo y de la producción, el déficit es permanente.
No entiendo por qué tenemos esa extraña fijación de estar verificando permanentemente si a un país determinado le compramos más de lo que le vendemos en un momento determinado. Pero, ya que estamos en el tema, es bueno comprobar empíricamente aquello de que los países se vuelven competitivos y ganan productividad por medio de devaluaciones masivas y destrucción de los contratos de la economía.
¡Vamos por más!
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