Relacionado a la muerte de Pinochet en Chile, Jorge Asís nos propone un ejercicio de historia contrafáctica, o alternativa, como le decimos nosotros los anglicistas:
El ejercicio contrafáctico consiste en el esfuerzo intelectual de responder cuál hubiera sido el destino de los tres países, España, Chile y Argentina. De no haberse interpuesto, en su momento, la solución militar.
Es decir, habría que imaginarse el destino de España a partir del triunfo eventual, en la Guerra Civil, de la República, pero no a largo plazo, sino, por ejemplo, en 1937. De aquel Ejército del Ebro de las canciones, y con la consagración de Durruti, por ejemplo, como el hombre victoriosamente fuerte.
Asimismo habría que imaginar, en el ejercicio contrafáctico, el destino de Chile. Por ejemplo si se tomaba el camino de la profundización revolucionaria que pretendía imponer el MIR, Y con la conjunción de ideas radicalizadas que hostigaban la tibieza reformista de aquel Allende condenado a ser una víctima. El Estadista que comenzó a ser respetado, sobre todo por la izquierda, después del suicidio reparador.
Más problemáticamente polémico sería estudiar, en todo caso, el eventual destino de la sociedad argentina. Si por ejemplo el romanticismo bestial de los montoneros, junto a la poesía violentamente pastoril del ERP, se hubiera impuesto, en el primer lustro de los setenta, sobre aquellos otros alucinados de la triple A. Un conglomerado de seres menos presentables a largo plazo, pero que suponían también batirse, "para que nunca flameara un trapo rojo en lugar de la celeste y blanca".
Vizcaíno Casas escribió una historia contrafáctica de España en "Los rojos ganaron la guerra". Muy divertido, lo recomiendo.
ReplyDeleteEn la misma línea, hace unos años se hizo conocido en Argentina un cuento, no me acuerdo del autor, que trataba de una Argentina donde habían ganado los montoneros y demás “jóvenes idealistas” a mediados de los 70. Me acuerdo que describía el enorme problema que tenía Uruguay con los miles de balseros argentinos que intentaban fugarse a ese país.
ReplyDeleteEn Chile hubieran muerto un millón de chilenos. También estaban los terroristas de las OLAS en tiempos de Allende.
ReplyDeleteUn mapucista de la UP me dijo: "Queríamos instalar una dictadura cubana. Ahora seríamos pobres".
Javier, No me cabe la menor duda. La situación hubiera sido doblemente grave, como lo será la de Cuba cuando se muera Castro.
ReplyDelete