Feb 11, 2007


Álvaro Vargas Llosa sobre la nueva religión, el tremendismo ecologista:

El fundamentalismo ecologista ha convertido en sacrilegio el solo hecho de levantar una ceja frente a algunas de las premisas de quienes presagian el Apocalipsis si no se impone la obligación legal de reducir drásticamente las emisiones de carbono. Aún cuando importantes científicos señalan que el calentamiento global no es tan grave como cree la moda occidental y que los precedentes históricos apuntan a la existencia de patrones climáticos recurrentes, en la actualidad es muy difícil pedir siquiera un debate más minucioso antes tomar una decisión arbitraria y sugerir que los gobiernos sopesen las consecuencias de los topes obligatorios que propone el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC).

Los científicos son expertos en hacer malas predicciones. En 1972, el Club de Roma señaló, escandalizado, que las reservas de petróleo conocidas durarían apenas otros 30 años y que el crecimiento económico tenía el tiempo contado porque el mundo se estaba quedando sin materias primas. ¿Y qué ocurrió? En los últimos cincuenta años, según de cuál de ellas hablemos, el consumo de materias primas se ha multiplicado de dos a diez veces. La reservas petrolíferas conocidas han seguido aumentando en todo este tiempo, y ahora se habla incluso de que el petróleo podría ser un recurso renovable...

En los años 60, estaba de moda predecir que, al ritmo de entonces, la población mundial pronto superaría la capacidad de producir alimentos. Y, sin embargo, en el último medio siglo, los países en vías de desarrollo han visto aumentar su producción agrícola en más de ¡un 50 por ciento!

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