Sigue el festival de subsidios del gobierno, en gran medida destinados a disimular el efecto pobreza de la vuelta del modelo de sustitución de importaciones. Según La Nación, aumentaron un 84% en relación a 2005. Estamos hablando de unos 7000 millones de pesos, unos 2250 millones de dólares, por año.
A pesar de esta verdadera “cadena de la felicidad”, un festival discrecional de fondos públicos, la inflación se come la capacidad de compra de los sectores de menores ingresos a pasas agigantados.
Me imagino que por lo menos somos concientes de que la plata para repartir algún día se termina y que algún día vamos a tener que pagar la fiesta.
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