Mariano Grondona nos explica por qué le va bien al gobierno si hace las cosas mal. Qué les puedo decir, me resulta sinceramente desesperante ver que todavía hay tanta gente en el país que considera que las cosas van bien. Es como si nos empeñáramos en vivir en un mundo de fantasía, en donde sólo existe el corto plazo.
Tal vez desde un cinismo extremo podríamos decir que al gobierno le va bien, pero al país le va muy mal. Y le va a ir peor aún después. No deja de llamarme la atención el grado de confusión en el que nos movemos. Seguimos sin entender que nada es gratis en la vida y que todas estas cosas pueden brindarnos un muy alto nivel de satisfacción emocional en el corto plazo, pero que en el mediano y el largo vamos a tener que pagar las consecuencias.
Recién se lo decía a Rubén en un comentario. En modelo de la “nueva argentina”, básicamente el mismo que el de Venezuela y tantos otros países de la región, se mantiene mientras haya para repartir. Ese es el principal, o único, sostén del populismo. En ese sentido, no tiene absolutamente nada de novedoso. La única diferencia con experiencias anteriores pasa por el hecho de que esta vez venimos de un período de altísimas inversiones. Por eso todavía tenemos capital para comernos.
Hay quienes dicen que con la soja y otros commodities a estos valores tenemos neopopulismo para rato.
Yo creo que puede ser cierto, pero también creo que dado el muy triste historial de nuestros países, lamentablemente no se pueden descartar alguna crisis política y/o económica. El gasto viene aumentando por encima de los ingresos, especialmente en las provincias. En un contexto de brutal puja por el ingreso como el actual, ¿alguien se imagina qué pasaría si el estado en cualquier nivel tiene que apelar a recortes de salarios, congelamiento de vacantes o directamente despidos?
Aún si te llueve plata fácil, el desmanejo es extraordinario.
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