A través de un comentario anónimo volví a leer este post, ya ni me acordaba. Puse el artículo original en el blog auxiliar por si se cae el link. Este es el comentario en cuestión:
Sería muy bueno desarrollar más este tema. Yo he notado estas características a las que podemos agregar el ser resentidos sociales, una manía por las infraestructuras deficientes, un aburrimiento por el mundo contemporáneo, un odio no justificado sumado a un desconocimiento de toda cultura occidental desarrollada.
Yo creo que no todos los que comparten este tipo de ideas están movidos por el odio y el resentimiento. Creo que existe una minoría de personas que tienen las mejores intenciones y están genuinamente convencidas de la validez de sus argumentos. Muchos de ellos son plenamente concientes de las monumentales ineficiencias de la planificación centralizada y del suicidio que significa sacrificar libertad para nivelar para abajo, pero aún así consideran que poner en práctica algunos de estos principios es el costo que debemos pagar para vivir en una sociedad "más justa".
De todos modos, la popularidad de estas ideas se explica en gran medida porque apelan a cuestiones emocionales. A quién no le gusta escuchar que en realidad la culpa de nuestros fracasos la tienen los demás y que no es necesario asumir un rol más activo en nuestras vidas porque alguien más se va a ocupar de satisfacer todas nuestras necesidades.
Creo que es un grave error subestimar la capacidad destructiva del odio, el rencor, el resentimiento, el revanchismo y la envidia:
El principal enemigo del socialista no es la pobreza, sino las personas exitosas.
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