Onanismo

En la Argentina, a pesar de todo lo que pasó, todavía hay legiones de pelotudos alegres que siguen repitiendo como si se tratara del “padrenuestro” que la culpa de todo lo que pasó la tiene Menem, si no me creen fíjense en cómo “endeudó al país” y la “bomba de tiempo” que le dejó a De la Rúa.

Resulta que ahora, después del mayor default de la historia del planeta y de una de las mayores licuaciones y transferencia de ingresos de nuestra historia la deuda pública del país es mayor que la que teníamos en 2001, eso sí, con un PBI que con suerte y viento de cola llega a la mitad del que teníamos en esa época. ¿Alguien dice algo? ¿Alguien se horroriza ahora? ¿Le echaremos la culpa a Kirchner y sus secuaces?

Sin embargo, lo más sorprendente del discurso de Miceli fue cuando sostuvo que la Argentina apuesta al “desendeudamiento”, palabra usada para no decir directamente que se quiere cancelar la deuda. Como decir que el Estado va a pagar la deuda no entra en el discurso progre, inventaron la palabra “desendeudamiento”.

Volvamos a la afirmación de la ministra. ¿Cuál era la deuda en diciembre de 2001 cuando Adolfo Rodríguez Saá declaró alegremente el default? Llegaba a los U$S 144.453 millones. ¿Cuál es la deuda pública en la actualidad, luego de haber hecho una quita del 75% del capital? Si no se incluye la deuda no presentada al canje, llegamos a los U$S 130.000 millones al 30 de septiembre pasado. Sólo U$S 15.000 millones menos que cuando fuimos al default. Si se incluyen los U$S 25.000 millones no presentados al canje, el stock de deuda actual supera en U$S 10.000 millones la deuda al 31 de diciembre de 2001. ¿De qué desendeudamiento nos estará hablando la ministra?

Encima, el 42% del stock de deuda está en pesos ajustado por CER, lo que constituye una bomba de tiempo que va a explotar cuando se agote el maquillaje que el Gobierno le aplica al Índice de Precios al Consumidor (IPC).