Qué grande, Titanes en el Ring. Era un fanático a rabiar, no me perdía un programa ni las películas, tenía el disco, la remera del Caballero Rojo y nos matábamos a palos con mi hermano haciendo los reenactments de las peleas. Ahora, de grande, tengo que admitir que siempre fui un vendido a las potencias extranjeras. No me bancaba demasiado a Karadagián, mi ídolo total era La Momia. Les hablo de los Titanes originales.
Me acuerdo que a mediados de los 70, en una de las giras que hacían por el interior, mi vieja nos llevó a verlos. Creo que nos pasamos un mes rompiéndole la paciencia hasta que al final aflojó. El espectáculo era en una cancha de básquet, repleta de gente. Los Titanes iban entrando por un pasillo largo que bordeaba las tribunas. No se podía ni hablar del griterío de los chicos cada vez que salía uno de los luchadores más famosos, como El Caballero Rojo o Pepino el Payaso (¿se acuerdan del Mercenario Joe?).
Nunca me voy a olvidar de cuando apareció La Momia, un silencio total. Era impresionante el contraste, miles de chicos parados en silencio, siguiéndola con la vista mientras caminaba por el pasillo acompañada de sus asistentes (¿o embalsamadores egipcios?). La Momia, luchador sordomudo.
Qué grande, Titanes en el Ring. Era un fanático a rabiar, no me perdía un programa ni las películas, tenía el disco, la remera del Caballero Rojo y nos matábamos a palos con mi hermano haciendo los reenactments de las peleas. Ahora, de grande, tengo que admitir que siempre fui un vendido a las potencias extranjeras. No me bancaba demasiado a Karadagián, mi ídolo total era La Momia. Les hablo de los Titanes originales.
ReplyDeleteMe acuerdo que a mediados de los 70, en una de las giras que hacían por el interior, mi vieja nos llevó a verlos. Creo que nos pasamos un mes rompiéndole la paciencia hasta que al final aflojó. El espectáculo era en una cancha de básquet, repleta de gente. Los Titanes iban entrando por un pasillo largo que bordeaba las tribunas. No se podía ni hablar del griterío de los chicos cada vez que salía uno de los luchadores más famosos, como El Caballero Rojo o Pepino el Payaso (¿se acuerdan del Mercenario Joe?).
Nunca me voy a olvidar de cuando apareció La Momia, un silencio total. Era impresionante el contraste, miles de chicos parados en silencio, siguiéndola con la vista mientras caminaba por el pasillo acompañada de sus asistentes (¿o embalsamadores egipcios?). La Momia, luchador sordomudo.